Tu carrera no es una cadena perpetua

Nuestra carrera nos da la oportunidad de desarrollarnos en la interacción social cuyo objeto principal es la conexión con otros misterios ya no de sangre sino de azar. Es un proyecto lleno con todos los elementos de una aventura: incertidumbre, asombro, encuentro, desencuentro, fascinación, etc.  Es por esto que podemos convertirlo en el único centro de nuestras vidas sin darnos cuenta. 

El problema radica en que podemos caer en el ensimismamiento que nos hace perder de vista las relaciones que quisiéramos cultivar. Debemos recordar que el trabajo es la manera de crear el diálogo con la comunidad y no el objeto del deseo. Si permitimos convertirlo en eso, terminaremos descuidando justamente lo que pretendíamos cuidar. 

La felicidad estoica

La felicidad estoica no se reduce a risas y sonrisas. Esas son sólo parte de la capa superficial que conocemos como alegría. La felicidad estoica es un estado profundo del alma que no se perturba ante los vaivenes de la vida. Es un estado que permite navegar con maestría las diferentes estaciones emocionales y psicológicas producto del encuentro de nuestra razón con la naturaleza caprichosa de muchos aspectos de la vida. La felicidad estoica es lo que nos permite sucumbir a la desesperanza o el resentimiento cuando las cosas no salen como quisiéramos. Es la que nos permite no convertirnos en unos cretinos por la embriaguez del triunfo. La felicidad estoica es un faro que nos lleva a buen puerto. 

Seamos felices.

Una cura para el ser

"La persona que ha practicado la filosofía como una cura para el ser fortalece su alma, y se llena de una confianza imparable que se hace más fuerte mientras más avanza." Séneca, Cartas Morales, 111.2

Una mirada sincera a nuestro estado actual nos debe arrojar un buen número de áreas en las que debemos mejorar. Podemos ser demasiado temerosos en ciertas situaciones, podemos perder la paciencia con facilidad, podemos sucumbir a la emocionalidad con demasiada frecuencia, etc. 

Si realmente estamos tomando en serio la filosofía, debemos llevarla a la práctica todos los días tratando de mejorar la versión de nosotros mismos que traemos del día anterior. Debemos apuntar a cultivar nuestras habilidades, reparar nuestras falencias y deshacernos de las características que no le corresponden a una mente madura y bien balanceada. 

Vivamos una vida digna de ser repetida. 

Reconozcamos nuestros privilegios

Es importante reconocer que todos nacemos con una estrella diferente. Algunos nacimos en contextos sociales complicados, otros crecieron en la opulencia. Algunos hemos tenido la fortuna de contar con un círculo familiar sólido, otros han crecido en su ausencia. Algunos contamos con buenos amigos, otros fueron rodeados por malas influencias. 

Al recordar esto diariamente nos puede ayudar a ser más comprensivos y tolerantes con los demás. Si hay lecciones que hemos aprendido con mayor facilidad, no es sabio asumir que los demás no las han aprendido por negligencia. Quizá no contaron con la suerte de contar con un ambiente y una compañía que posibilite el crecimiento mental, emocional y psicológico óptimo. 

Nuestra posición hacia los demás no debe basarse en un juzgamiento automático. Debemos intentar considerar el contexto en el que los demás han crecido y tender una mano cuando así lo requieran. De esta manera podemos crear redes sociales más sólidas e incluyentes que permitan el florecimiento pleno de las habilidades individuales. 

Seamos de ayuda. 

¿Dónde hay algo mejor?

"De hecho, si encuentras algo mejor que la justicia, la verdad, el autocontrol, el coraje; en pocas palabras, algo mejor que la autosuficiencia de tu propia mente que te permite actuar de acuerdo a las demandas de la razón y a aceptar lo que el destino te traiga. Te digo, si puedes algo mejor que esto, llévalo a tu corazón y a tu alma y aprovecha ese bien mayor que has encontrado." Marco Aurelio, Meditaciones, 3.6.1

Podemos perdernos en eternas búsquedas que nos prometen placeres eternos y ausencias de cualquier dolor, sin embargo, si realmente nos tomamos el tiempo para pensar lo que traería la consumación de ese deseo, nos daríamos cuenta que detrás de ese canto de sirena sólo hay un gran vacío. 

Tenemos espejos en personas que han contado con los medios para complacer todo tipo de apetencias y hemos visto como el exceso las ha consumido dejándolas desiertas. Por fortuna, también hemos visto personas que han cultivado la justicia, la honestidad, la disciplina y el coraje y nos podemos dar cuenta de la importancia de vivir una vida con propósito.

Vivamos de tal manera que traigamos el mayor sentido a nuestra vida mientras compartimos con nuestro prójimo la maravilla y el vértigo de este misterio. 

Cuando los hombres buenos no hacen nada

"A menudo la injusticia yace en lo que no haces, no sólo en lo que haces." Marco Aurelio, Meditaciones, 9.5 

El hacer el bien implica no sólo vivir de manera virtuosa sino también levantar nuestra voz cuando nos damos cuenta que alguna injusticia está teniendo lugar. 

Como practicantes de la filosofía, nuestro deber es asumir un rol activo en la búsqueda de la justicia. Hay personas que por diversas causas se sienten impelidas a actuar de manera egoísta y destructiva. Su actuar se ve posibilitado por la apatía y el miedo de una buena parte de la población. 

Nos corresponde no ceder ante dichas fuerzas y actuar con inteligencia y razón buscando minimizar el impacto que las personas con tendencias nihilistas pretender provocar. 

El bienestar de nuestras comunidades es una responsabilidad de todos.

¿Qué estará escrito en tu tumba?

"De trabajar es que se mueren los caballos." Alexandr Solzhenitsyn 

Es aconsejable tener recordatorios que nos saquen del transe al que nos puede llevar la ocupación que hacemos con pasión. 

El estar enfocados en algo, por necesidad implica ignorar algo. Podríamos estar comportándonos como cretinos sin darnos cuenta. Podríamos estar ignorando nuestro círculo familiar o social sin quererlo. Podríamos creer, embriagados por el arrobamiento, que lo que prima es la labor en la que estamos ensimismados y no lo que idealmente dicha labor debería concebir, es decir, una mayor cohesión social.  

Decía don Juan, personaje principal en la obra de Carlos Castaneda, que la mucha luz es como la mucha sombra, no nos deja ver. Tengamos la precaución de levantar la mirada para saber si seguimos en curso. Qué nos nos sorprenda el hecho de ver cómo hemos alienado a todos los que hacen de la vida algo significativo. 

Recordemos las palabras de Christopher McCandells cuando tuvo esta epifanía mientras moría: "La felicidad sólo es verdadera cuando es compartida." 

En algún lugar siempre hay alguien muriendo

"Una sobrecarga de información genera pobreza atencional." Herbert A. Simon

La aldea global, fruto de la hiperconectividad que trajo la tecnología, es en muchos sentidos una gran imagen para sabernos parte de algo mucho más grande que nuestro nicho local. Sin embargo, puede convertirse en un problema cuando la inmediatez de la información remota nos roba la atención que deberíamos prestar a las cosas sobre las que tenemos verdadera injerencia. 

Día a día nos vemos invadidos por información de tragedias ocurriendo en todo el mundo. Algunas personas parecen disfrutar de compartir información mórbida con el único objeto de generar un shock emocional. Debemos tener en cuenta que no podemos resolver los problemas que tiene el mundo, que tenemos un campo de acción limitado y que no nos hace bien sobrecargar nuestro sistema psicoemocional con dramas sobre los que no podemos hacer nada. 

No nos preocupemos. Ocupémonos. 

Sobre los honores y los rechazos

"Recibe sin soberbia, deja ir sin apego." Marco Aurelio, Meditaciones, 8.33

La existencia o ausencia de reconocimiento por nuestros actos no debe hacer mella en nuestro carácter.  Obramos de manera correcta y hacemos las cosas bien porque es nuestra responsabilidad y compromiso. Nuestra motivación es intrínseca por lo cuál los agentes externos no deben tener poder alguno de hacernos cambiar de rumbo. La recompensa a nuestra forma de vivir la vida es saber que hemos tomado la decisión consciente de vivir nuestra existencia apuntando a los ideales más altos que pudimos encontrar. 

Nadie nos está obligando

"Nada es noble si lo hacemos en contra de nuestra voluntad o por coacción. Las acciones nobles son voluntarias." Séneca, Cartas Morales, 66.16b 

                                                                  

Actuar de manera correcta, comportarnos virtuosamente, obrar bien, etc debe ser motivado por nuestro compromiso sincero con nuestros valores. Nuestra motivación no debe nacer del deseo de demostrar cuán "más buenos" somos que los demás. 

De igual manera, si nos comportamos bien porque nos obligan o porque queremos evitar un castigo, estamos siendo hipócritas. La virtud nace del reconocimiento del valor que las buenas acciones tienen en la salud de las comunidades, del reconocimiento de que habita en nosotros un orden superior que se expresa por medio de la acción correcta.

Hechos para trabajar juntos

Algo que nos debe inspirar cuando no queremos salir de la cama es recordar que estamos trabajando conjuntamente con otras personas para traer sinergéticamente los cambios que consideramos deseables en nuestra sociedad. 

Así como contamos con los demás para sacar adelante diferentes proyectos, los demás también cuentan con nosotros. Algo que podemos olvidar con frecuencia es que dos cerebros piensan mejor que uno. Las diferentes perspectivas que alimentan los grupos de trabajo producen resultados que ninguno de sus cerebros podrían producir por separado. 

Para mantener la desesperanza a raya es esencial abrirnos a los demás para encontrar los elementos en común en los futuros deseables y trabajar juntos en su materialización.  Este compromiso mutuo es motivación suficiente para despertar sabiendo que hay un propósito que necesita nuestro compromiso y responsabilidad. 

Encontremos a los otros, como nos aconsejaba Terence McKenna. 

Hechos para la justicia

"La persona injusta actúa en contra de los dioses. La naturaleza del universo hizo seres racionales para el bien común, pensando en el beneficio mutuo basado en valores verdaderos para nunca hacer mal. Cualquier persona que rompa la voluntad de la naturaleza, obviamente está actuando en contra de los dioses más antiguos." Marco Aurelio, Meditaciones, 9.1.1

A lo largo del desarrollo de las sociedades se han solidificado determinados valores que sin importar nuestro sesgo político consideramos esenciales para nuestra existencia. Aprendemos este sentido de justicia a medida que vamos creciendo, siendo nuestra familia la variable principal en la creación de nuestro carácter. 

En este sentido, tuve la fortuna de haber nacido en el seno de una familia cuya base moral y cívico ha sido fuerte a lo largo de toda su vida. Sin importar las situaciones complicadas que han tenido que sortear, jamás han descuidado sus valores y por medio del ejemplo han creado una fuerte fibra moral en mi. 

La vida diaria nos da motivos para actuar en contra de nuestros valores. Podemos desesperanzarnos al ver la manera maquiavélica y egoísta como muchas personas se comportan, sin embargo, debemos trabajar a diario para fortalecer nuestro interior y no desfallecer porque la salud de nuestras comunidades depende del esfuerzo del individuo por mantenerse en curso hacia metas loables sostenidas por valores no negociables. 

Respetemos nuestro valores. 

Perdónalos que no saben lo que hacen

"Como dijo Platón, todas las almas están desprovistas de la verdad en contra de su voluntad. Lo mismo pasa con la justicia, el autocontrol, la benevolencia hacia los demás y todas las virtudes similares. Es esencial tener esto en mente constantemente ya que nos hará más amables." Marco Aurelio, Meditaciones, 7.63

Por ratos damos por hecho todo el trabajo que hay detrás de la construcción de una persona virtuosa. Pensamos que si algo se nos hace fácil, ha de ser fácil para los demás también. Este tipo de pensamiento nos puede llevar a juzgar drásticamente a los demás. 

Dentro de las virtudes que debemos cultivar está la compasión por el prójimo. Esto es algo que suena bastante sencillo en papel pero una vez en acción, nos damos cuenta de la complejidad que conlleva. Cuando alguien actúa de manera insensata, es frecuente sacar conclusiones deliberadas para descalificar al infractor, sin embargo, una aproximación más sabia sería recordar que la ignorancia nos lleva a actuar de forma imprudente, que más de una vez nosotros mismos hemos sido cegados por ella. 

Pensemos bien antes de desenvainar nuestro dedo acusador. 

Cada quien es el amo de sus asuntos

"Mi elección razonada es diferente a la elección razonada de mi vecino, tanto como mi aliento y mi cuerpo. Sin importar qué tanto estemos hechos para la cooperación, la razón rectora en cada uno de nosotros es la dueña de nuestro asuntos." Marco Aurelio, Meditaciones, 8.56

Nuestra libertad llega hasta donde empieza la libertad del otro. Lo que hemos escogido para nuestra vida sólo nos compete a nosotros. Las elecciones de los demás sólo le competen a ellos, no nos corresponde juzgarlas o tratar de que cambien lo que bien les parece estar funcionando a no ser que interfieran con nuestros asuntos. 

La tentación de pensar que lo que nosotros estamos haciendo es la mejor opción siempre está presente, por esta razón, es esencial recordar todos los días que lo que hacemos es sólo una opción entre miríadas de opciones. Así nos parezca que nuestro prójimo no está haciendo las cosas como "debería", debemos dejar que viva su vida de la manera que bien le plazca. Recordemos que debemos antes de señala la paja en el ojo ajeno, debemos ver la viga en el nuestro. 

Preocupémonos de nuestros asuntos. 

No abandones a los demás, tampoco a ti mismo

"Mientras avanzas por el camino de la razón, habrá gente que se interpondrá en tu camino. Como jamás podrán impedir que hagas lo que es sensato, no pierdas tu benevolencia hacia ellos. Préstale atención no sólamente a tus acciones basadas en un buen juicio sino también a la gentileza con la que tratas a aquellos que obstruyen tu camino o crean dificultades. Enojarse también es una debilidad al igual que abandonar el propósito o dejarse vencer por el pánico." Marco Aurelio, Meditaciones, 11.9

Es esencial tener en cuenta que al haber elegido tomar el camino de la sabiduría, lo hemos hecho impulsados por el ánimo de concretizar nuestro propósito en la vida. Al avanzar en este camino y teniendo la perspectiva de la razón informada, nos vamos a ir deshaciendo de hábitos y comportamientos que van en contra de nuestros valores e ideales. Cuando esto suceda, un error que no debemos cometer es sentir que estamos en una atalaya moral más alta que aquellos que nos rodean. Nos debe parecer abominable la idea de señalar las debilidades de nuestro prójimo, debilidades que también habían sido parte de nuestra vida. Debemos recordar que nuestra visión siempre es parcial, que no nos estamos dando cuenta de todo lo que sucede. Así como cuando nos damos cuenta de repente que hemos estado cegados por una mentira, así mismo debemos saber que cada quien está viendo sólo lo que puede ver o lo que un golpe de fortuna le ha permitido ver. Esta lección de compasión no es sencilla, pero debemos incorporarla en nuestras vidas para seguir sirviendo a un bien mucho mayor que un ego herido. 

Ejercitemos la compasión. 

Lo que alimenta nuestra alma

"¿Al servicio de qué está mi alma? Pregúntate esto con frecuencia y examínate a profundidad mirando de qué manera te relacionas con ese principio rector. ¿El alma de quién tengo ahora? ¿Tengo el alma de un niño, de un joven, de un tirano, de una mascota, de un animal salvaje?" Marco Aurelio, Meditaciones, 5.11

¿Cuál es nuestro propósito?, ¿qué nos atrae?, ¿hacia qué estamos inclinados?, ¿qué llena nuestras almas?, ¿cuáles son nuestros valores? Las respuestas a estas preguntas son las herramientas para corregir el rumbo cuando nos sentimos perdidos. Las respuestas a estas preguntas son las que marcan nuestro camino. 

Podemos fantasear con una vida fácil y llena de comodidades, sin embargo, son los retos lo que nos llevan a encontrar nuevas fortalezas en nuestro interior y estas, a su vez, se encargan de aclarar nuestro propósito. 

Bruce Lee aconsejaba que no pidiéramos una vida sencilla sino la fortaleza para poderle hacer frente a una vida llena de retos.  La manera como decidimos responder a los desafíos es la luz que estamos emitiendo, es el la luz de nuestra alma, es la luz que puede servir de faro a los que se encuentran perdidos. 

Seamos luz. Alimentemos nuestra alma. 

Hacer lo correcto es suficiente

"Cuando has obrado bien y otra persona se ha beneficiado por ello, ¿por qué, como un tonto, buscas compensación o un favor a cambio?" Marco Aurelio, Meditaciones, 7.73

Debemos acostumbrarnos a obrar bien más allá de cualquier reconocimiento y haciéndole frente a las consecuencias de dicho actuar.  Hacer las cosas bien y actuar correctamente no es una suerte de sacrificio que busca redención alguna, por el contrario, es nuestra ofrenda, nuestra contribución al mantenimiento de los cimientos de una sociedad saludable y fuerte. Si bien hay personas que se pasan por alto el contrato social, nuestro deber es estar a la altura de nuestros ideales pues ellos apuntan hacia la materialización de ordenes mayores de coherencia y cohesión.

Hagamos el bien. Hagamos las cosas bien. 

Tengámonos paciencia

Muchas veces cuando estamos iniciando un proceso de aprendizaje pensamos que somos de alguna manera especiales y que estamos exceptos de las lecciones básicas. Algo que se nos hace fácil al principio nos lleva erróneamente a pensar que no debemos esforzarnos, que el esfuerzo le corresponde sólo a aquellos que no fueron bendecidos con talento.

En psicología esto se conoce como mentalidad fija. La mentalidad fija nos lleva a pensar que la inteligencia es algo tan permanente como el color de nuestros ojos. Si consideramos que somos buenos para algo, la probabilidad de que dediquemos el tiempo y esfuerzo necesario para cultivar dicho talento es mucho menor.  Esta es una de las razones por las que se recomienda elogiar el esfuerzo y no la inteligencia cuando estamos educando a alguien. 

Lo opuesto a la mentalidad de fija es la mentalidad de crecimiento. Es este caso, se entiende la destreza como algo maleable que depende del esfuerzo y la estrategia. Si tenemos la humildad para reconocer que siempre podemos mejorar si importar en que nivel nos encontremos, nos encaminaremos hacia la ruta del aprendizaje para toda la vida. 

Recordemos entonces que los fundamentos de cualquier área son esenciales si queremos construir un conocimiento sólido y confiable. No caigamos en una carrera frenética por querer alcanzar niveles más altos de competencia sin haber aprendido bien las lecciones fundacionales. 

Mantengamos nuestro ego es su justa medida. 

Lo que hace un líder

"Si un árbol cae en la mitad del bosque y nadie lo escucha, ¿produce ruido?" Koan Zen

Partiendo de ese koan, podemos preguntarnos, si actuamos de manera correcta y nadie lo nota, ¿realmente hicimos algo? La respuesta de Marco Aurelio es que sí. Nuestro buen actuar se deriva de la naturaleza de nuestro carácter y no de adulaciones externas. Podemos considerar que actuar bien es un fenómeno autotélico. Es decir, la misma acción es su propia justificación. Así como el viñedo produce uvas, independientemente de que vayan a ser comidas o no, nosotros debemos obrar bien, independientemente de si alguien se está dando cuenta de nuestro actuar. 

La búsqueda del reconocimiento y el protagonismo puede convertirse en un elemento que nos distrae y nos desvía de nuestro camino. Si empezamos a alimentar nuestro ego de manera desmedida, el mundo empezará a girar alrededor suyo, haciéndonos perder de vista nuestro propósito. 

Hace algún tiempo leí en algún lugar una frase que reza: "Haz el bien y cállate". Hasta el día de hoy sigue siendo una de las mejores lecciones que he recibido. 

Algunas reglas simples

"En tus acciones, no procrastines. En tus conversaciones, no confundas. En tus pensamientos, no vagues. En tu alma, no seas pasivo o agresivo. En tu vida, no te enfoques sólo en los negocios." Marco Aurelio, Meditaciones, 8.51

Adoptar una forma de vida estoica no es para todo el mundo. Si por inclinaciones de nuestra personalidad encontramos eco en sus preceptos, debemos tomarlos en serio. La única manera en la que podemos evaluar si algo funciona es por medio de la práctica disciplinada y consciente. 

Desde que nos levantemos, hasta la hora de acostarnos debemos estar atentos a la manera como estamos actuando, la reacción que causan nuestras acciones y la manera como reaccionamos ante las cosas que están por fuera de nuestro control. De esta manera estaremos retroalimentando continuamente nuestro proceso y sabremos a ciencia cierta que tipo de cosas facilitan la consecución de nuestros objetivos y cuáles la obstaculizan. 

Prestémosle atención a nuestra vida. Pongámosle un timón a lo que no es azar.  

Seamos nuestra propia empresa

"De la misma manera que una persona haya placer mejorando su finca y otra, mejorando las condiciones de su caballo, mi placer yace en el mejoramiento de mi mismo día tras día." Sócrates

En las conversaciones sobre las habilidades indispensables para el siglo XXI se habla, aparte de otras tantas, del emprendimiento. Se entiende en este contexto como la habilidad de traer una idea del plano de la imaginación y concretizarla en forma de una empresa, teniendo en cuenta las lecciones provenientes del pensamiento de diseño.  

Ryan Holiday nos sugiere aproximarnos a la creación de nuestro propio carácter de la misma manera. Debemos tener claro nuestro ideal proyectado en el futuro y diseñar planes de acción a corto y largo plazo. Al desplegar nuestros planes en el mundo real, la retroalimentación tácita y explícita que recibimos nos informa sobre los cambios que debemos hacer para generar nuestra nueva iteración. En este sentido, podemos concebir nuestro proceso como una secuencia de iteraciones que apuntan hacia un arquetipo inalcanzable que nos mantendrá caminando inspirados hasta el final de nuestros días. 

Todo lo que nos pasa es retroalimentación. 

Amemos nuestro arte

Sin importar cuál sea el área en la que nos estamos desarrollando profesionalmente, debemos dedicarle el tiempo necesario para hacerla crecer. Pensar que como algo se nos da naturalmente no es necesario cultivarlo es una insensatez de marca mayor. Si hemos tenemos la fortuna de contar con el talento para hacer algo, debemos demostrar nuestro agradecimiento explorándolo y encontrando nuevas facetas que nos permitan darle mayores dimensiones. 

El tiempo que le dedicamos a nuestro arte es un tiempo fuera del tiempo ordinario. Es un momento de contemplación activa que nos permite estar en diálogo íntimo con el misterio del que somos parte. Cultivar nuestros talentos se convierte de esta manera es nuestra ofrenda al enigma que nos dio a luz. 

!Qué nuestra vida sea nuestro propio arte!

Las enseñanzas de la filosofía

"El hombre es un misterio que necesita ser desenmarañado. Si gastas toda tu vida resolviéndolo, no digas que la has desperdiciado. Estoy estudiando el misterio porque quiero ser humano." Fyodor Dostoyevsky 

El objetivo ideal del estudiante de la filosofía es que por medio de sus disquisiciones, los fundamentos de la razón y la ética se conviertan en el origen de su relación con el mundo. La filosofía debe ser una entidad que se transforma en lo que nosotros somos por medio de nuestras acciones. 

La sabiduría de las generaciones anteriores tiene un carácter perenne que nos informa sobre sus intensas búsquedas y sus encuentros. Nuestro deber es beber de esas fuentes y revitalizarlas por medio de nuestra propia experiencia. El tiempo que dedicamos en cultivar nuestro interior hace la diferencia en nuestro entorno. Nuestro deber con nuestras comunidades es ser dignos representantes de las lecciones que la humanidad ha aprendido a lo largo de la historia. 

Nuestra madurez se ve reflejada en el respeto y el amor profundo por aquellos que nos antecedieron y nos dotaron de mejores herramientas para que pudiéramos seguir explorando el misterio. Tenemos una responsabilidad con el futuro. Estemos a la altura. 

Dejémonos de tonterías

"El carácter, entendido como la disposición para aceptar la responsabilidad de nuestra propia vida, es la fuente donde nace el respeto por nosotros mismos." Joan Didion

Hay un momento en la vida en la que debemos mirarnos en el espejo y decirnos honestamente que no hemos hecho nuestro mejor esfuerzo. Hemos desperdiciado el tiempo buscando excusas y chivos expiatorios que disculpen nuestra desidia. Hemos seguido el juego de las masas que actúa como si existiera un pacto silencioso con la mediocridad. 

Debemos aceptar la responsabilidad de crear nuestro carácter, de fortalecer nuestro interior y hacerle frente a los retos inherentes a la vida. No es loable contarnos de forma lastimera, una y otra vez, las oportunidades que hemos desaprovechado o la manera como los demás nos han maltratado. 

Una vez que hemos tenido las agallas de reconocer nuestra condición, nos corresponde empezar a trabajar sin excusas en la construcción de nosotros mismos. No hay meta más alta que esta. Nuestro respeto personal depende de ello. 

Sacudamos nuestras ropas y continuemos el viaje. 

Nuestro deber es aprender

"Esto es lo me debes enseñar: cómo ser como Odiseo - Cómo amar mi país, mi esposa y mi padre, y cómo, incluso después de haber naufragado, poder seguir navegando hacia esos nobles fines." Séneca, Cartas Morales, 88.7b

Si le estamos dedicando tiempo a la mejora de nuestras habilidades y la adquisición de otras tantas, es porque nos interesa convertirnos en seres humanos con mayor idoneidad para llevar a cabo nuestra misión particular. 

Debemos tener en cuenta que todos nuestros esfuerzos han de apuntar a ese norte. Obtener conocimiento para de manera arrogante querernos ubicar en una suerte de atalaya académica o intelectual nos aleja de nuestro propósito. Si adquirimos herramientas debe ser para navegar los diferentes vaivenes de la vida y tenderle la mano a quienes no han tenido la oportunidad de procurarlas por sus medios. La utilidad de lo que aprendemos radica en el impacto positivo que tiene en nuestras interacciones diarias. Nos debe servir para crear lazos comunitarios más fuertes, no para inflar nuestros egos de manera desmedida. 

Aprendamos para vivir. Vivamos para enseñar. 

Es hora de levantarnos

"En esas mañanas en que te es difícil salir de la cama, recuerda esto: Te estás levantando a hacer el trabajo de un ser humano. Entonces, ¿por qué habrías de enojarte si vas a hacer para lo que fuiste puesto en esta tierra? o ¿fuiste hecho para quedarte en el nido caliente de tu cama?. ¿Fuiste hecho para ser mimado o para esforzarte en hacer bien tu misión." Marco Aurelio, Meditaciones, 5.1

Hay mañana en las que, por diferentes circunstancias, no queremos levantarnos. Está haciendo mucho frío, las obligaciones nos parecen abrumadoras, nos sentimos deprimidos, etc. En eso momento debemos recordar que tenemos una misión: Estamos trabajando por un bien mayor a nuestras preocupaciones. Estamos en este mundo para, por medio de nuestros actos, disminuir el sufrimiento innecesario de nuestros contemporáneos para permitir que puedan ejercer su misión sin tropiezos vanos. 

Debemos tener en cuenta que los retos a los que debemos enfrentarnos a diario, son instrumentales en el fortalecimiento de nuestro interior. Si bien por ratos deseamos tener una vida sin mayores complicaciones, debemos recordar que los verdaderos marineros se han hecho en mares picados. Aceptemos las adversidades y pensemos que son oportunidades de saber de qué estamos hechos y qué áreas debemos desarrollar. 

Hagámosle honor a nuestra misión.  

Nadie dijo que iba a ser fácil

"Las personas buenas harán lo que les parezca honorable, incluso si tienen que esforzarse mucho, incluso si les acarrea lesiones, incluso si es peligroso. De forma similar, no harán lo que les parezca vulgar, incluso si les trae riqueza, placer o poder. Nada los va a disuadir de hacer lo que es honorable y nada los va a seducir hacia la vulgaridad." Séneca, Cartas Morales, 76-18

Obrar bien requiere más esfuerzo que obrar mal. Buscar siempre la salida fácil a los tantos dilemas y retos de la vida diaria es una tendencia generalizada en la sociedad. Muchas personas que dicen profesar profundas creencias religiosas terminan comportándose a diario de manera contraria a dichas creencias. Esa es una de las razones que aleja a muchos de la riqueza de las enseñanzas espirituales, ya que ven a diario a personas supuestamente religiosas engañando, robando, mintiendo, odiando, etc. 

Si hemos llegado a un nivel de madurez tal que hemos decidido adoptar voluntariamente una filosofía de vida virtuosa, debemos hacerle honor a diario en todos nuestros actos. Las tentaciones que nos buscan apartar del camino son muchas, sin embargo, debemos tener la gallardía de hacerles frente con honor incluso sabiendo que esto nos puede traer consecuencias negativas. Por ejemplo, el decidir no hacer trampa en un examen, nos puede costar un semestre. El decidir no engañar a nuestras parejas, nos puede hacer ver como idiotas que no están en contacto con el mundo "real". El decidir no tomar de manera excesiva, nos puede hacer ver como aguafiestas. 

Todos los días tenemos la oportunidad de demostrar nuestra valía. Todos los días tenemos la oportunidad de demostrar nuestra honorabilidad. Todos los días la oportunidad de ser el cambio que queremos ver en el mundo. Seámoslo. 

Protejamos la llama

A lo largo de la historia hemos desarrollado estructuras de pensamiento que nos permiten distinguir entre lo bueno y lo malo. Es de suma importancia alimentarlas tal cual alimentamos una hoguera en la noche ya que de ellas depende la manera como nos desenvolvemos en el mundo. 

Estudios recientes en el campo de la psicología revelaron un fenómeno llamado agotamiento de la fuerza de voluntad (ego depletion, en inglés). Este describe que la voluntad es un recurso finito que debe ser renovado constantemente para que podamos seguir operando se manera sensata. Al agotarlo, el modo de pensamiento que toma el control es el rápido y superficial. En los momentos en que nuestro autocontrol está al mando, el modo que prima es el lento y deliberado. 

Todo esto quiere decir que debemos generar estrategias para evitar desperdiciar la fuerza de nuestra voluntad. Si tenemos un problema con el alcohol, es aconsejable no tenerlo en nuestras casas para evitar la tentación. Si tenemos alcohol en nuestra casa, nuestra fuerza de voluntad va a estar en alerta constante, y debido a su naturaleza finita, terminaremos siendo vencidos por la tentación cuando se agote. De manera similar, si tenemos algún conflicto con nuestras parejas, situación que agota nuestros recursos cognitivos, no es aconsejable ponernos en una situación en donde tengamos a la mano a otra persona que nos puede ofrecer una satisfacción inmediata que es justamente lo que está pidiendo la cabeza en ese momento. 

En el libro El Aprendizaje Visible de John Hattie, se ofrece otra alternativa que ha probado ser muy útil alrededor del mundo. Se le conoce como Implementación de Intención y lo que busca es que generemos planes preventivos para cuando tengamos que hacerle frente a diferente tentaciones. Por ejemplo, podemos decir: "Si mis amigos me invitan a tomar, les diré que estoy estudiando.", "Si me ofrecen un cigarrillo, sencillamente diré que no quiero."  Sé que suena un poco risible pero los resultados de las investigaciones arrojan resultados muy positivos. No está de más ponerla en práctica. 

Seamos sabios al utilizar nuestros recursos. 

Convirtamos la obligación en una oportunidad

"La tarea del filósofo consiste en armonizar la voluntad con cualquier cosa que suceda de manera que, nada suceda en contra de nuestra voluntad y nada de lo que deseamos fracase." Epicteto, Discursos, 2.14.7

Ryan Holiday nos sugiere cambiar la manera en que enmarcamos lo que sucede en nuestras vidas. En lugar de pensar que estamos siendo obligados a hacer las cosas, podemos decidir que estamos teniendo la oportunidad de hacerlas. Por ejemplo, si perdemos toda la información guardada en nuestro portátil, tenemos la oportunidad de empezar de cero con un mejor orden. Si nos perdemos en una gran ciudad, tenemos la oportunidad de poner en práctica nuestras habilidades comunicativas, si no podemos estudiar en la universidad por falta de dinero, podemos crear nuestro propio currículo personal para estudiar de manera autónoma. 

Los eventos adquieren el significado que les asignemos. Si nos acostumbramos a ver las cosas desde una perspectiva más constructiva, tendremos la fortuna de ver oportunidades en cada encuentro que tengamos a lo largo de nuestra vida. Empecemos recalibrando las cosas que nos parecen sencillas y así, de manera progresiva, podemos llevar este modelo a situaciones que se nos antojan más complejas en este momento. 

Carpe Diem. Las campanas siempre doblan por nosotros. 

Sobre el deber y las circunstancias

"Nunca esquives el correcto cumplimiento de tu deber, sin importar si tienes frío o calor, estás agotado o descansado, denigrado o elogiado, ni siquiera si estás muriendo o estás bajo el peso de otras obligaciones. Incluso morir es uno de los más importantes deberes y en él, como en cualquier otro, debemos hacer el mejor uso de nuestros recursos para llevarlo a cabo de la mejor manera." Marco Aurelio, Meditaciones, 6.2.

Una vez entramos en la adultez nos vemos rodeados de un sinnúmero de obligaciones y deberes que pueden llegar a abrumarnos. Podemos intentar ignorarlos por medio de entretenciones pensando infantilmente que al hacerlo mágicamente desaparecerán, o también podemos tomar la actitud madura y gallarda de hacerles frente y responder con nuestros mejores recursos disponibles. 

Muchas veces vamos a sentir que el deber que tenemos al frente ha llegado en el peor momento posible. Quizá estemos pasando por un momento difícil a nivel físico o emocional o quizá la situación económica no es la mejor. Justo allí es donde debemos recordar nuestro compromiso con nuestro proceso, nuestro compromiso con nuestro objetivo como estudiantes de la filosofía de la vida. Debemos actuar de tal manera que cuando miremos atrás nos sintamos orgullosos de haber dejado un faro para aquellas personas que antes sólo veían oscuridad. 

Estemos a la altura del reto. Seamos faros.

Haz tu trabajo

"Sin importar lo que la gente haga o diga, yo estoy destinado hacia lo bueno. De la misma manera que una esmeralda o el oro proclamarían: "Sin importar lo que la gente haga o diga, debo ser lo que soy y voy a mostrar mis colores verdaderos."" Marco Aurelio, Meditaciones, 7.15

Los estoicos consideran que el universo entero está permeado por una inteligencia de orden superior y que cada cosa en él tiene un deber específico. En este sentido, piensan que el estudiante de filosofía tiene el importante deber de ser bueno, entendiendo bueno como aquel que reconoce su sombra, entiende la falibilidad humana, y sabe que es necesario trabajar a diario para mantenerse en el camino de la virtud. 

Al adoptar esta idea como sistema operativo, nuestro deber es hacer lo posible por sacar el mejor provecho a nuestro potencial. Esto sólo se puede dar si decidimos una y otra vez salir de nuestra zona de comodidad para entrar en contacto con otros contextos que revelen potencias que sólo se manifiestan por fuera de las rutinas. 

Continuemos nuestra juiciosa exploración teniendo siempre presente nuestro propósito.