"Cuando las circunstancias, al parecer, te arrojan la confusión total, vuelve a tus cabales con prontitud. No te quedes por fuera del ritmo más de lo necesario. Podrás llevar el compás si te acostumbras a volver a él constantemente." Marco Aurelio, Meditaciones, 6.11
Diferentes situaciones pueden llegar a desequilibrar nuestro balance psicológico. Desde las tragedias más grandes, hasta los eventos más nimios nos pueden hacer perder la cordura si no contamos con las herramientas para volver al curso rápidamente.
Dejando por fuera los grandes sacudones psicológicos --la muerte de un ser querido, desastres naturales-- es probable que durante el día tengamos que enfrentarnos a experiencias que se convierten en jueces de nuestro carácter. Por ejemplo, si algún auto se pasa un semáforo en rojo y por poco nos arrolla, lo repentino de la situación nos puede llevar a responder con violencia desmedida. ¿Sabemos las circunstancias que llevaron al conductor a cometer la infracción?, ¿en alguna medida sirve golpearlo o golpear su auto?, ¿arriesgar la vida por algo que no pasó a mayores realmente merece la pena?.
Si nos acostumbramos a evaluar nuestros automatismos de esta manera, podemos empezar a deconstruir esa respuesta y en su lugar, ubicar algo más digno de un estudiante de la filosofía de la vida. Esta estrategia nos permite no sucumbir ante el caos momentáneo y recobrar el balance sabiéndonos más maduros, más humanos.
Aprendamos a caer, aprendamos a recuperar el control.
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