Séneca aconsejaba tener un modelo a seguir que represente la encarnación de las virtudes que estamos cultivando. Este modelo pueden ser nuestros padres, un escritor, un atleta, una figura religiosa, un personaje mitológico, etc. Lo importante es observar la manera como se relacionan o se relacionaban con su entorno y la manera en que deciden o decidieron actuar ante los inevitables retos de la vida.
Es importante tener en cuenta que nosotros podemos servir de modelo para los demás. Nuestro comportamiento debe estar alineado con nuestro ideales.
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