"Te digo, solo debes aprender a vivir como lo hace una persona sana....viviendo con total confianza. ¿Qué confianza? La única que vale la pena tener, la única que es confiable, la que no tiene obstáculos, la que no te pueden robar: Tu propia elección razonada." Epicteto, Discursos, 3.26.23b-24
Debemos atesorar los momentos de calma para aprovisionarnos de herramientas que nos puedan sacar de apuros cuando estemos atravesando las tormentas.
Cuando empezamos a observar atentamente cómo nuestro comportamiento, nuestro foco de atención y nuestras prioridades varían dependiendo de nuestro estado anímico, nos damos cuenta que si no nos apropiamos de esta montaña rusa emocional, terminaremos actuando en forma contraria a nuestros ideales.
Es importante llevar a cabo prácticas que nos permitan estar en contacto más frecuente con nuestro yo más racional y mejor informado. La meditación de atención plena es una de las tantas herramientas que nos permiten observar el contenido de nuestras mentes sin ningún tipo de juzgamiento. Su objetivo radica justamente en enseñarle a la mente a crear un espacio entre estímulo y reacción. Ese pequeño espacio es el que hace toda la diferencia cuando estamos atravesando situaciones en donde las emociones ciegan las partes más sensatas de nuestra mente.
Al decidir con cabeza fría que es lo prudente junto con la práctica de ejercicios que nos permitan acceder a esa ecuanimidad cuando lo necesitemos, la probabilidad de cometer errores garrafales se disminuye en buena medida.
Cultivemos el buen juicio.
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