"Un hombre inofensivo no es un hombre bueno. Un hombre bueno es un hombre peligroso que se mantiene bajo control de manera voluntaria." Jordan Peterson
El alimentar nuestro coraje debe ser parte integral de nuestro plan de desarrollo. Debemos hacerle frente a lo que tememos de una manera programática. Una de las estrategias que más me gusta es la autoeficacia de Bandura.
En el marco de esta perspectiva, una de las mejores maneras de desaprender reacciones y aprender nuevos comportamientos es deconstruyendo nuestros temores y empezar a "domesticarlos" parte por parte. Un ejemplo perfecto es la manera cómo Tim Ferriss aprendió a nadar a los treinta años de edad.
Tim tuvo una experiencia traumática relacionada con el nadar cuando era niño. Desde entonces se mantuvo alejado de cualquier actividad remotamente relaciona con la natación. Secretamente era algo que lo avergonzaba. Un buen día hizo una apuesta con un amigo. La apuesta consistía en que su amigo dejaba de consumir cualquier tipo de sustancia estimulante por un mes, si Tim nadaba por lo menos una milla en mar abierto.
Con el reloj corriendo sobre su cabeza, Tim buscó todo lo relacionado con la natación que pudo encontrar y tomó clases con entrenadores olímpicos y diferentes figuras del deporte competitivo. Lo anterior no le produjo el más mínimo cambio. Ya sintiéndose derrotado, un amigo le recomienda tomar clases con Terry Laughlin, creador del método Total Immersion. Este método se deriva del trabajo de Shinji Takeuchi, un japonés que aprendió a nadar en su adultez mientras creaba sus propio sistema.
En dicho sistema, Shinji deconstruye la natación en pequeños pasos que representan pequeños escalones con pequeños, pero constantes triunfos. Al avanzar por los escalones, estos se integran en un solo patrón de movimiento que es eficiente en energía y no recarga el sistema nervioso de tensiones innecesarias. El proceso permite la adquisición de la competencia de forma gradual, dotando al aprendiz de elementos de juicio experiencial para su avance.
Como nos podemos dar cuenta, la única manera de saber que tan útil puede resultar una idea es encarnándola y juzgándolo a través de los lentes de la experiencia propia. Este proceso tiene la particularidad de dotarnos de mayor confianza y mejores recursos para responder a todo tipo de retos.
La única manera en que podemos fortalecer nuestro espíritu es explorando, primero nuestras respuestas automáticas ante diferentes situaciones y después, poniendo en marcha nuestro potencial para cambiar las respuestas que no reflejan un espíritu cálido y fuerte.
Creo profundamente que al empoderarnos y al empoderar a toda la gente a nuestro alrededor, nuestras comunidades se fortalecen en el entendimiento y el crecimiento mutuos.
Seamos valientes.
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