"Esta es la marca de la perfección de carácter: pasar cada día como si fuera el último, sin frenesí, pereza, ni fingimiento." Marco Aurelio, Meditaciones, 7.69
Nos cuenta Ryan Holiday que para los estoicos, el fin último de la filosofía era convertirnos en seres sabios, sin embargo, sabían que nadie puede ser perfecto. Para ellos, el vivir cada día de manera que se acercasen cada vez más a ese ideal era suficiente.
De manera similar, podemos escoger nuestros arquetipos de lo ideal y trabajar a diario para emularlos mientras labramos nuestro propio camino, alimentados por su vida hecha que entra en resonancia con nuestros sueños y metas.
Es por medio de estos peldaños que podemos empezar a explorar el potencial que yace en nosotros. Otros seres humanos con sus vidas o los productos de su imaginación nos han de servir de alimento para avivar nuestra propia luz. Nuestro deber, en este sentido, es convertirnos también en alimento, convertirnos también en luz.
Continuemos navegando hacia nuestro ideal.
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