Saturday, May 6, 2017

La virtud es bella


"No le damos mayor valor a una virtud hasta que no notamos su ausencia en nuestro enemigo." Frederick Nietzsche

El énfasis exagerado en la belleza física puede llegar a ser problemática. Desde al perspectiva estoica, los atributos físicos vienen de una suerte de lotería genética que no exige  esfuerzo por parte de quien la posee.  Algunas personas son más agradables a la vista que otras y este agrado no es necesariamente producto de la subjetividad. Hay ciertas armonías físicas que reflejan una herencia genética saludable y nosotros respondemos ante ellas de manera natural. Nuestros genes buscan replicarse y para ello no tienen la necesidad de consultar a nuestra mente consciente. Todo este drama biológico lo explica muy bien Richard Dawkins en su libro El Gen Egoísta. 

Es de suma importancia entender lo anterior para saber que ciertas influencias biológicas afectan nuestras decisiones. Entre más claro esto sea para nosotros, mejor nos podemos preparar para no ser presas ciegas de nuestra animalidad y de la manera que la sociedad de consumo explota este imperativo biológico.  

El estoicismo nos invita a cultivar nuestras virtudes. Esto depende expresamente de nuestra decisión racional de hacerlo y no es producto de un impulso inconsciente. El actuar con honestidad, el buscar la verdad, el trabajar el control de las emociones, el hacer lo correcto así implique esfuerzo y sacrificio, etc. todos estos son ejemplos de cómo podemos alimentar nuestro interior. Aquella persona que cultiva este tipo de virtudes proyecta una belleza que no se puede aparentar ni comprar. Hay en ella un cierto brillo que proviene del desarrollo del mundo interior que se proyecta al exterior sin palabras. 

Seamos verdaderamente bellos. 


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