Saturday, October 7, 2017

Una razón más para hacer el bien



En general, actuar mal conscientemente trae como consecuencia una respuesta negativa a nivel emocional, físico y psicológico. Lo que en un momento de ira nos parecía la ruta de acción más viable, una vez recuperamos nuestro equilibrio, revela su verdadera cara. En ese momento, el remordimiento y los golpes de pecho no van a devolver el tiempo. Lo hecho, hecho está. 

El actuar en contra de nuestros valores golpea inclementemente nuestro interior. El desequilibrio que produce al actuar en contra de las estructuras que nos sostienen (e.g., robar, mentir, calumniar, etc), se ve reflejado en reacciones somáticas como: ansiedad, dolor de cabeza, malestar estomacal, vómito, etc. 

Si bien hay personas que por diferentes condiciones no presentan estos síntomas o por la frecuencia de sus transgresiones se acostumbran a ellas, como estudiantes dignos de la filosofía, mal haríamos en dejar que nuestras bajas pasiones se apoderen de nosotros trayendo más miseria al mundo. Es nuestro deber conocer nuestras sombra, como lo aconseja Carl Gustav Jung, para poder estar un paso adelante de ella. Pensar que nosotros actuaríamos bien en donde otros han actuado mal, no es suficiente. 

Sigamos explorando nuestro interior. Escuchemos a nuestro cuerpo. 

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