El objetivo del estudiante del estoicismo es dirigir sus esfuerzos hacia la sabiduría sabiendo que es algo inalcanzable. Todos los días hemos de trabajar en adquirir características deseables mientras nos deshacemos de las que nos resultan odiosas.
Cualquiera que haya emprendido este camino sabrá que no es una aventura para los asustadizos. Es una empresa que requiere un esfuerzo constante y un encuentro frecuente con la frustración. No es fácil sabernos torpes en tantas áreas y hacerle frente a curvas de aprendizaje que no van a la velocidad anhelada.
Justo cuando estamos haciéndole frente a estos encuentros con el trago amargo, debemos evitar degradarnos por nuestra falta de adecuación. Debemos ser buenos observadores de nuestro proceso para poder aplicar los correctivos necesarios para avanzar con menos tropiezos. Tratarnos de imbéciles es tan indeseable como considerarnos sabios. Debemos apreciar los frutos de nuestro esfuerzo comparándolos con la persona que fuimos ayer y no con un tercero.
Respetémonos sabiendo que estamos trabajando hacia nuestros objetivos. Recibamos las sabiduría que nos entrega el tropiezo.
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