"La filosofía no es un truco de salón. No tiene que ver con las palabras, tiene que ver con los actos. No se usa como pasatiempo después de un día arduo o como escape cuando no sabemos que hacer con el tiempo libre. La filosofía construye y le da forma al alma, le da orden a la vida, guía a la acción, muestra que se debe o no se debe hacer. Se sienta al volante cuando vacilamos entre incertidumbres. Sin ella nadie puede vivir sin miedo y tranquilo. Innumerables cosas pasan a diario que requieren de un buen consejo. Ese consejo es la filosofía." Séneca, Cartas Morales, 16.3
Hay muchas cosas que debemos tener en cuenta en el ejercicio intelectual. Primero que todo, el hecho de leer un libro no necesariamente quiere decir que hemos hecha nuestra la sabiduría allí contenida. Puedo poner mi mano sobre el océano de un mapamundi sin mojarme un dedo. Hacer actos de malabarismo con las ideas a medio digerir con el objeto de sonar interesante es un acto vacuo.
El ejercicio intelectual no es sólo un juego mental. El ejercicio intelectual nos lleva a alimentar los mapas de significado que estamos usando para navegar nuestras vidas por medio de acciones concretas. Toda nuestra vida debe verse permeada por el alcance de nuestro ejercicio filosófico; desde como le hablo a mis seres queridos, hasta lo que hago en mi tiempo libre. Llevar la filosofía a la acción por medio de una decisión voluntaria no es un sacrificio; es una experimento que apunta a descubrir el alcance de nuestra potencialidad.
Experimentemos sin excusas.
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