Hay que tener en cuenta que la
subyugación del deseo puede venir de cosas aparentemente inocuas. Con cierta inocencia, podemos considerar que
debido a que determinado deseo es más noble, no está sujeto al sustrato que
caracteriza a todos los deseos. Recordemos que el brillo del deseo puede cegar
nuestra razón y que la Fortuna puede modificar nuestros planes sin previo
aviso.
Hace poco leí sobre un parásito
que al ser consumido por las hormigas las lleva a querer estar mucho más cerca
del sol. Las hormigas, en su ignorancia, “deciden” subir a los pastos más altos
donde son comidas por las ovejas. El parásito, que sólo puede reproducirse en
las tripas de las ovejas, ha generado una estrategia para subyugar la “voluntad”
de la hormiga para conseguir su cometido. ¿Qué parásitos nos habitan? ¿Qué
estamos ignorando?
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