Debemos contar con la cordura necesaria para planear nuestras acciones al enfrentar los retos de la vida diaria. La lucha frontal desmesurada que busca conquistar por la fuerza bruta no es la mejor estrategia. En ocasiones podemos contar con suerte y obtener resultados utilizándola, sin embargo, en la mayoría de los casos, sólo constituye un desperdicio de energía con muy altas consecuencias.
En nuestro actuar debemos ser estratégicos, disciplinados y resilientes. Algunas veces sentimos que no estamos avanzando y nos descorazonamos. Esto sucede porque no hemos hecho el escalonamiento progresivo necesario en el camino hacia nuestras metas. Es esencial secuenciar nuestros procesos para poder experimentar pequeños logros progresivos que mantengan nuestra motivación intrínseca alta.
Encausemos nuestra fuerza. Confiemos en el proceso.
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