Tuesday, June 6, 2017

Cuándo quedarse y cuándo irse


"Piensa en aquellos que, no por problemas de inconsistencia, sino por falta de esfuerzo son demasiado inestables para vivir como quisieran y se conforman con vivir sin cambiar." Séneca, De la Tranquilidad del Alma, 2.6b

Es necesario recordar una y otra vez que cualquier proceso de aprendizaje viene acompañado de una buena dosis de frustración. La sensación de torpeza e incompetencia puede llegar a herirnos si nuestro ego ha alcanzado tales dimensiones que se ha vuelto frágil. Entre más grande el ego, más dura el la caída. 

Una vez que hemos aceptado lo anterior, el siguiente paso es ser totalmente honestos en cuanto al tiempo que le estamos dedicando a este proyecto y a la calidad de actividades dentro de ese marco. Esto nos permite hacerle un seguimiento más objetivo a nuestro progreso y nos permite saber si ese camino merece ser transitado a largo plazo. 

El querer hacer infinidad de cosas nos puede parecer loable, sin embargo, reza el dicho: "el que mucho abarca, poco aprieta." Si atomizamos nuestra energía en demasiados proyectos, no estaremos dando lo mejor que podríamos a ninguno de ellos. Debemos ser selectivos en cuanto a las cosas a las que estamos dispuestos a hacer. 

Si ponemos en práctica lo anterior, contamos con el espacio suficiente para darnos cuenta si estamos utilizando nuestros recursos con eficiencia. Si observamos que en determinado proyecto la inversión en tiempo y energía es mayor que lo que obtenemos a cambio, es el momento de abandonar el bote. 

Valoremos nuestro tiempo. Valoremos nuestra atención. 

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