Debemos pensar con frecuencia a qué tipo de cosas le dedicamos nuestro tiempo y pasión. Algunos tenemos la suerte de trabajar haciendo lo que nos gusta y sin embargo, nuestro tiempo libre lo dedicamos a cosas que a largo plazo no tienen la mayor relevancia. Hay infinidad de cosas con las que nos podemos obsesionar: ser expertos en trivialidades de la cultura popular, saber la formación de nuestro equipo favorito desde su infancia, recitar los diálogos de las películas que nos encantan, etc. Si bien nada de esto es malo per se, debemos pensar si nos van ayudar en alguna medida a ser mejores personas. En el momento en que seamos padres, ¿qué nos es más útil, saber quién actuó en determinado programa de televisión de los noventas o cómo hacerle frente a la ansiedad?
Es sabio determinar la manera como estamos usando nuestro tiempo. Muchas veces lo usamos como si fuera un bien infinito, como si tuviéramos la seguridad de que vamos a vivir por siempre. Esta suerte de olvido voluntario, cuando contamos con buena fortuna, nos trae recordatorios acerca de lo que es esencial. Evaluemos siempre la utilidad de las cosas a las que les prestamos nuestro tiempo y atención. Mantengamos nuestra huerta próspera para que podamos alimentar bien a los que amamos y a nosotros mismos.
!Carpe Diem¡
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