El objetivo principal de los
artífices de las sociedad de consumo es crear en nosotros la ilusión de la
felicidad por medio de la adquisición permanente de bienes y servicios. Día tras días somos bombardeados por mensajes
que nos invitan a comprar estilos de vida que supuestamente nos dotan de
estatus social. Muchas personas son
seducidas por este sortilegio y terminan en una carrera frenética de compra
compulsiva. Un perro corriendo tras su
propia cola.
Los estoicos consideran que en
lugar de perseguir frenéticamente los bienes materiales, es mucho más útil y
loable perseguir la sabiduría, el autocontrol, la justicia y el coraje. Estos
últimos no son dependientes de lo abultado de nuestras billeteras; dependen de
nuestro trabajo intencional y disciplinado.
Los bienes materiales son de
naturaleza efímera. Hoy podríamos gozar de abundancia económica y mañana
podríamos tener que enfrentar situaciones de escasez. Si
hemos cultivado adecuadamente lo que nos sugieren los estoicos, podremos
responder con dignidad a los retos que nos impone la existencia y podremos una roca de apoyo en nuestras comunidades.
Cuando cultivamos nuestras
habilidades, el dinero llega por añadidura. El perseguir ciegamente el amasar
fortunas nos desvía de nuestro propósito.
Encarnemos nuestro propósito. Seamos valiosos.
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