"Si alguien puede demostrarme que estoy equivocado en mi pensar o actuar, con gusto enmendaré mis faltas porque lo que busco es la verdad; ella nunca ha herido a nadie. Sólo hiere a aquellos que toleran el engaño y la ignorancia." Marco Aurelio, Meditaciones, 6.21.
Robert Anton Wilson, escritor norteamericano, dijo que la certeza sólo le pertenece a aquellos que tienen una sola enciclopedia. Cuando entendemos el mensaje reflejado en esta cita empezamos a darnos cuenta que las estructuras que organizan a la humanidad tienen cierto grado de arbitrariedad y deben estar sujetas a la corrección.
En nosotros mismos vemos replicado este patrón que mueve a las sociedades. Vivimos en el mapa de significados que recibimos de nuestro entorno. Si ya hemos visto las grietas en las estructuras, es obvio que las que le dan orden a nuestra mente también tienen grietas. Tener esto en cuenta es un antídoto para la ilusión de la certeza. En lugar de volvernos guardianes de dogmas, nos volvemos amantes de la verdad. Este amor nos lleva a aceptar las faltas e inconsistencias que un tercero nos puede llevar a comprender y podemos en esta medida actualizar nuestros mapas.
Terence McKenna, etnobotánico norteamericano, solía decir que nuestro derecho de nacimiento es la incertidumbre y que debemos procurar entender las intenciones de las instituciones que buscan entorpecer la actualización constante de los sistemas.
Equivocarnos es inescapable; no corregir los errores es amordazar la vida.
Amemos la verdad; sintamos el pulso constante de la vida.
No comments:
Post a Comment