Mientras avanzamos en la vida es probable que nuestras condiciones económicas mejoren. Esta holgura nos permite acceder a determinados gustos que en otras épocas fueron innecesarios. Este no es un problema per se, pero puede convertirse en uno cuando confundimos lo cómodo con lo necesario.
El estar acostumbrados a ciertas indulgencias nos puede hacer pensar que son realmente necesarias para nuestro diario vivir. Por ejemplo, algo tan banal como el agua caliente se puede tornar en una necesidad porque un baño con agua fría nos parece ya una tortura, o ir a determinado sitio, o comer determinada comida, o usar determinada ropa, etc.
Es importante revisar nuestras necesidades reales con cierta periodicidad para no perder el norte. Esto nos permite no sólo identificar lo verdaderamente esencial en nuestras vidas sino también la manera como estamos dividiendo nuestros esfuerzos.
Estamos atentos a lo importante para que lo innecesario no se apodere de nuestra vida.
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