Podríamos sucumbir ante el número de cosas que están por fuera de nuestro control: el clima, el tráfico, la salud (en mayor o menor medida), la opinión que los demás tienen de nosotros, etc. Podríamos fácilmente abandonar cualquier sentido y abrazar el nihilismo para excusar nuestra inacción. Sin embargo, también podríamos darnos cuenta que la evaluación de cualquier evento depende al final de nosotros.
Está bajo nuestro control estimar los eventos que nos pasan como oportunidades de crecimiento y pruebas para nuestro carácter. Es de suma importancia hacerle seguimiento a las reacciones automáticas que tenemos antes los diferentes eventos del día a día. Esto nos permite generar planes para cambiar las que no están alineadas con nuestros valores ideales.
El poder de elegir cómo reaccionar ante las cosas es algo que debemos ejercitar a diario.
Aprovechemos cada minuto en este gran misterio.
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