"La persona que sigue la razón en todas las cosas gozará de calma y estará lista para actuar en cualquier momento. Estará a la vez dichoso y sereno." Marco Aurelio, Meditaciones, 10.12b
Para los estoicos clásicos el Logos es el poder divino que está detrás de todas las cosas, es la inteligencia que permea todo el universo. El deber del filósofo consiste en ponerse en armonía con el Logos, fluir en la sincronía puesto que él se encarga de llevar las riendas finales de nuestro destino. Una personificación encuentra en la diosa romana Fortuna que rige la suerte de los seres humanos.
Luchar contra el Logos, desde esta perspectiva, es una tontería ya que al final éste termina yendo hacia donde bien le place. Una mejor estrategia es reconocer la naturaleza cambiante de la existencia y abrazar con plácida tranquilidad activa todas las estaciones.
Cada día es un arrojarnos al abismo y crecer alas en la caída como diría Ray Bradbury.
Volemos.
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