"Medita con frecuencia sobre la rapidez con que todo lo que existe y está surgiendo es barrido por el tiempo. La sustancia es como la corriente interminable de un río cuyo continuo cambio no deja nada inalterado." Marco Aurelio, Meditaciones, 5.23
Todo lo que vemos está en continua transformación. Todo es movido por la dinámica natural de las cosas. Tratar de resistir este cambio o, pero aún, irritarse por él es una absurda pérdida de energía. Si aceptamos el hecho del devenir, aprendemos a sentir el oleaje eterno de las cosas y nos acostumbramos a cabalgar el lomo de las ondas.
A parte de las implicaciones metafísicas, esta meditación tiene también consecuencia en la vida práctica. Si consideramos que una vez hemos logrado algo, no debemos prestarle atención, veremos con presteza que rápido se deshacen las cosas que creíamos nuestras. Esto aplica a nuestra relación con nuestros amigos, nuestra familia, nuestra pareja, nuestro trabajo, etc. Si damos por hecho que las cosas estarán donde las dejamos, estamos cometiendo un caso grave de negligencia que sin duda alguna pagaremos con creces.
Nunca olvidemos que todo cambia. Miremos todo con ojos frescos.
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