Todos los sistemas tienden a la entropía. En su explicación sobre estructuras disipativas, Ilya Prigogine describe cómo esta tendencia más que apuntar a la destrucción definitiva, llevan hacia órdenes de complejidad más altos cuya aparición no es aparente desde el sistema que lo originó.
En este sentido, los estoicos nos enseñan que el status quo no es inherentemente malo y que el cambio no es inherentemente bueno. Estos dos estados transitorios sencillamente son. Luchar insensatamente en contra de cualquiera de los dos es un desperdicio de energía y tiempo. Lo que sí está dentro de nuestro rango de control es la manera cómo reaccionamos ante ellos. De nuestra reacción depende nuestra siguiente acción.
Aprendamos a surfear en los rostros cambiantes del mar.
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