"Para mí, cada hora del día y la noche, es un indescriptible y perfecto milagro." Walt Whitman
La lectura ha sido el mejor regalo que pude haber recibido de mi padre. Por medio de la lectura, tuve la oportunidad de conocer desde muy temprana edad, la variedad de culturas que han poblado el mundo y sentir el impulso del espíritu humano también en mí.
No dejan de sorprenderme los parecidos que somos a personas que habitaron la tierra hace miles de años y quienes ahora son sólo olvido. Por ejemplo, al leer a Walt Whitman, puedo acercarme a los dramas que vivía tanto él como sus contemporáneos y experimentar una profunda familiaridad y empatía por toda la humanidad. La sabiduría que le dio la observación, la experiencia y la reflexión, le permitieron llegar a un lugar común a todos los humanos retratando así, la inmensidad de nuestra psiquis. Eso algo que tienen en común todos los grandes escritores y artistas del mundo.
El misterio y reverencia que nuestros antepasados experimentaron no es distinta a nuestra experiencia misma. Siguen pasando los siglos y seguimos sin poder atrapar la mente del cosmos. Somos parte de una itinerancia que nos transporta en su seno hacia lugares y visiones que no podemos imaginar. Nuestra mejor respuesta ha de ser la gratitud.
Démonos un momento para brindar por aquellos que ya fueron y por, como dice Héctor Abad Faciolince, el olvido que también seremos.
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