Monday, August 28, 2017

El estoico opulento


La pobreza voluntaria  es un ejercicio que llevan a cabo los estoicos para inmunizarse, en cierta medida, contra el carácter perecedero de los bienes materiales. La idea consiste en someternos a periodos en donde vivamos con tan poco como podamos para darnos cuenta que en realidad no necesitamos de mucho para vivir una existencia plena. 

En el momento en que ponemos la consecución de la riqueza como el objetivo primario de nuestra existencia, podemos perder el foco de una variable presente en una buena parte de los estudios psicológicos sobre el bienestar interior: el sentido de propósito. 

El sentido de propósito es el impacto positivo que traemos al mundo por medio de nuestras labores diarias. Este objetivo es independiente de la suma que refleja nuestra cuenta bancaria. Ahora bien, los estoicos no buscaban satanizar en alguna medida los bienes materiales. A decir verdad, uno de los representantes más importantes de esta escuela filosófica, Séneca, poseía una de las fortunas más grandes de Roma. 

La sugerencia estoica apunta a que no es sensato anteponer la riqueza al sentido de virtud y de servicio en nuestra vida. Si nos llega la fortuna material por medio de nuestras actividades, bienvenida sea, sin embargo, llevarla al nivel de sentido último de nuestra existencia, nos roba la tranquilidad interior que sólo se logra cuando las condiciones externas no tienen efecto sobre la manera como decidimos vivir. 

La riqueza no implica virtud. La virtud no excluye la riqueza. 

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