Corremos peligro de caer en la inercia absoluta cuando nos frustramos al no poder alcanzar metas demasiado ambiciosas. En cualquier proceso que iniciemos debemos dar el primer paso en el nivel más básico de acción inmediata.
Si estamos interesados en cambiar el sistema educativo porque se nos antoja demasiado pobre en resultados, debemos primero analizar nuestro papel como aprendices. Debemos ver si la manera como estamos actuando en este momento, en alguna medida tiene relación con el sistema per se, o si lo estamos utilizando como excusa para nuestro bajo rendimiento.
En una charla del profesor Jordan Peterson, el sugiere que una estrategia efectiva para empezar a generar los cambios que queremos ver en el mundo es organizar nuestra habitación. Sé que suena pueril, sin embargo, una vez llevado a la práctica nos damos cuenta que nuestro campo de injerencia se va ampliando.
Al asumir la responsabilidad de nuestro desorden en diferentes áreas de nuestra vida y tomamos la decisión de irlas remediando mediante pequeños y constantes pasos, vamos fortaleciendo nuestro espíritu y alcanzamos cotas saludables de respeto personal.
Si queremos un mejor país, empecemos por nosotros.
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