Sunday, August 27, 2017

Reir o llorar


Los estoicos nos invitan a ver el lado cómico de las situaciones más irritantes o desesperanzadoras que podamos experimentar.  Nos invitan a hacer lo que algunos dichos populares nos han recomendado también en nuestra era. Tomemos por ejemplo, "No hay que llorar sobre la leche derramada." Lo que se lee entre líneas, es que una vez ha sucedido algo que sacude nuestra serenidad, caer en lamentos vanos o arrebatos de furia no resuelve nada. 

Lo recomendable en esos casos es reconocer lo absurdo de todo para alivianar el movimientos imprevisibles de la existencia. Podemos decidir que las cosas nos son tan serias como nosotros pensamos y que lo que consideramos una calle sin salida, es un camino repleto de ventanas. 

Este tipo de perspectiva se convierte en un combustible que nos permite sortear obstáculos y situaciones que se nos antojaban insuperables. Es una perspectiva que nos invita a seguir viviendo mientras exploramos los límites de nuestro potencial. ¿Hasta dónde llega nuestra capacidad de transformar la desesperanza en una herramienta para labrar nuevos caminos? 

Mantengamos el resentimiento a raya por medio de la gratitud frecuente. 

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