Una de los más grandes obstáculos al momento de iniciar el camino hacia la consecución de algún objetivo es buscar la perfección. Si buscamos que las condiciones iniciales sean ideales, terminaremos por no hacer nada. Si dejamos que los resultados imperfectos de nuestros esfuerzos nos descorazonen, jamás alcanzaremos las metas trazadas.
Pienso que muchas veces el perfeccionismo no es más que una excusa de un ego demasiado inflado y poco preparado para hacerle frente a los retos de la vida. Es mucho más sencillo no hacer nada que tener que hacerle frente a nuestra obvia incompetencia al iniciar cualquier proyecto de aprendizaje.
Debemos aprender a apañárnolas con las circunstancias y recursos que tenemos a la mano para así poder seguir avanzando paso a paso hacia nuestros objetivos. Un ejemplo de esto en un contexto específico, es el camino del estudiante del estoicismo. La meta final es la encarnación de todos los preceptos sabiendo desde un inicio que nunca podremos llegar a la perfección de carácter, sin embargo, esto no impide que cada día nos esforcemos por acercarnos a esta imagen.
Actuemos sin importar las contingencias.
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