"No es la cantidad sino la calidad del conocimiento lo que determina la dignidad de nuestra mente." William Ellery
La era tecnológica ha permitido la democratización de la información. En cualquier lugar del mundo, teniendo una conexión a internet, se puede tener acceso a cualquier tema que nos llame la atención. Esto en principio suena positivo, sin embargo, se debe tener en cuenta que saturarse de información no es lo mismo que estar bien informado o poseer sabiduría.
Al momento de querer informarnos o querer adquirir una nueva habilidad debemos ser selectivos. Si tenemos mil intereses diferentes no vamos a tener el tiempo suficiente para llevar a cabo la práctica deliberada que nos exigen. Por otro lado, si ya hemos especificado el marco de nuestro interés, es indispensable no saturarnos de información. Lo esencial es pasar a la práctica deliberada cuanto antes.
Debido a las múltiples fuentes que tenemos en internet, es muy fácil caer atrapados en la etapa de acumulación de información más allá de lo necesario. Podemos gastarnos nuestra vida leyendo sobre los infinitos métodos para adquirir determinada habilidad, sin embargo, si no llevamos a la práctica ninguno de ellos, no avanzaremos un ápice en nuestra curva de aprendizaje. Debemos cuidar el balance entre información, práctica y retroalimentación. Hablar acerca de métodos que no hemos puesto en práctica es una triste masturbación mental.
Saltemos al vacío y aprendamos a hacer crecer nuestras alas mientras caemos, como nos sugiere Ray Bradbury.
Saltemos.
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