"La riqueza no consiste en tener numerosas posesiones, sino en tener poca necesidad de ellas." Epicteto
Los medios masivos están infestados de contenido de farándula. No pasa un día sin que no nos veamos obligados a poner nuestros ojos sobre alguna fuente que nos relata las cuitas de este actor o de aquel cantante. Nos muestran la extravagancia como el único bien deseable al que cualquier persona sensata debería aspirar. Nos venden maneras de ganar notoriedad en cuotas ajustadas a todos los bolsillos.
El culto a la persona y la fama a toda costa deja de ser visto como el juego superficial que es, para convertirse en el principal objeto del deseo. Muchos espejos en la historia nos muestran hacia donde conduce esta trampa, sin embargo, muchos incautos siguen siendo seducidos.
¿Cuál es la razón de este desatino? Puede haber muchas. Si crecemos rodeados de personas que predican la moral y la virtud y jamás la encarnan, podemos concluir que tal camino no tiene valor y procedemos alguno que luzca más deseable. Las mentes bellacas detrás de los medios corruptos se aprovechan de esta sed y crean un espejismo de abundancia a nuestra alcance si podemos pagar el precio.
Encarnar una vida con propósito y virtud nos permite ser mucho más hábiles para enfrentar de manera inteligente los embates de las voces de oropel. La vida es abundante, pródiga y profunda cuando ponemos el valor sobre las cosas esenciales.
Exploremos nuestras riquezas.
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