"Pero, ¿qué el la filosofía? ¿No significa simplemente prepararnos para lo que pueda suceder? De otra manera seríamos como el pugilista que abandona el cuadrilátero porque ha recibido un par de golpes. Si bien, uno puede abandonar el cuadrilátero sin tener que afrontar ninguna consecuencia, sin embargo, ¿qué ventaja nos trae el abandonar la búsqueda de la sabiduría? Por esto, cuando tengamos que enfrentarnos a un reto debemos decir: !Para esto es para lo que me he entrenado!" Epicteto, Discursos, 3.10.6-7
Una vez embarcados en el proceso de transformación personal por medio del esquema propuesto por el estoicismo, debemos tomar la determinación de darle la bienvenida a lo que la fortuna nos traiga a nuestra puerta sin ningún reparo. Cada situación en una oportunidad para poner en práctica las cuatro virtudes cardinales: la sabiduría, la integridad, el coraje y la autodisciplina.
Desde que nos levantamos entramos al laboratorio de la vida donde todas nuestras decisiones influyen en nuestra calidad de vida. Desde el tender la cama hasta la manera como comemos reflejan que tipo de mentalidad estamos cultivando. Sin embargo, las situaciones que revelan verdaderamente de que estamos hechos son justamente las que consideramos más complicadas.
Por ejemplo, cuando recibimos una mala noticia y aún así debemos ir a trabajar, cuando en medio de una acalorada discusión nos sentimos vulnerados, cuando somos víctimas de una injusticia, cuando caemos enfermos, cuando debemos empezar de cero, cuando alguien en quien confiábamos nos engaña, etc. En esos momentos es donde debe salir a relucir todo el entrenamiento que hemos venido realizando. Justamente ahí es donde estamos adquiriendo la templanza necesaria para hacerle frente de manera digna a los desafíos inherentes a estar vivo.
Recibamos cada reto como una oportunidad.
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