El hecho de estar ocupados todo el tiempo, realmente no dice nada sobre la calidad del trabajo que estamos realizando. Para evaluar la calidad de nuestro trabajo, Ryan Holiday nos sugiere que nos preguntemos el por qué estamos haciendo lo que estamos haciendo y hacia dónde nos conduce el hacerlo. Si no sabemos responder estas preguntas, deberíamos parar de inmediato.
Una de las mejores estrategias en cuanto al manejo del tiempo, es la priorización de las tareas. Una vez tenemos en claro que es lo qué debemos estar haciendo durante el día, las posibilidades de procrastinar se disminuyen. Cuando no sabemos a ciencia cierta qué es lo que deberíamos estar haciendo, ese espacio de tiempo lo llenamos de los entretenimientos más vacíos.
Curiosamente cuando decidimos utilizar una lista de prioridades diarias, la misma percepción del tiempo cambia a nuestro favor. Dejamos de sentirnos sometidos por el incesante rumor de las manecillas del reloj y los niveles de estrés negativo disminuyen.
Además de la percepción del tiempo, el hecho de tener una lista que nos indica cómo hemos utilizado nuestro tiempo, estimula naturalmente la producción de endorfinas. El sentido de logro y avance hacia una meta estimula positivamente nuestro sistema nervioso y nos permite ser más ecuánimes en nuestras vidas.
No trabajemos más; trabajemos mejor.
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