"Platón, Zenón, Crisipo, Posidonio han dicho muchas cosas sabias, al igual que un buen número de pensadores estoicos. Sostengo entonces que la gente puede probar que las palabras son suyas al poner en práctica lo que predican." Séneca, Cartas Morales, 108.35; 38
Después de dedicarnos un buen tiempo a exponernos a la cultura universal por medio de libros, películas, documentales, etc., empezamos a encontrar una suerte de hilo conductor en la ideas que se nos antojan más sabias. De alguna manera sentimos que todos los pensadores que consideramos brillantes han bebido de una misma fuente.
Con frecuencia encontramos que las ideas expuestas por un gran escritor del siglo XIX, ya habían sido expuestas por otro pensador dos mil años atrás. Cuando hemos llegado a encontrar una gran idea por medio de los azares de la vida aunados a nuestras búsqueda se siente estar en contacto con una inteligencia mucho más vasta con la cual nos estamos conectando. Encontrar esa misma idea en los escritos de otro pensador que vivió hace cientos de años produce una sensación de conexión con el espíritu mismo que lo inspiró.
En muchos casos, pienso yo, las acusaciones de plagio son infundadas. Creo que la indagación profunda lleva a quienes nos sentidos impelidos a tal aventura, a un sustrato compartido donde hayamos ideas eternas que al ser filtradas por nuestra mente, las traducimos al lenguaje de nuestro tiempo.
Más que usar nuestro tiempo buscando atribuir autorías a las ideas elevadas, el mayor respeto que les podemos rendir es convertirlas en nuestra propia carne por medio de nuestras acciones y nuestras creaciones. Las ideas per se están más allá de los autores. Compartámoslas abiertamente.
Elizabeth Gilber en su charla acerca de la creatividad ofrece una estrategia genial en la que nos sugiere vernos como recipientes de lo más elevado para así mantener nuestro ego la proporción justa en la que nos sentimos dignos de recibir la inspiración y sobrios al manifestarla.
Si nos topamos con una gran idea, pasémosla por el laboratorio de nuestra vida para saber como su luz interactúa con nuestra historia. Recordemos siempre que el matiz que adquiere es sólo un reflejo de ese encuentro. Verla como se manifiesta también en nuestro prójimo es recibir un guiño del misterio.
Seamos colores.