No nos pueden doblegar

Una de las lecciones más complicadas del estoicismo, por lo menos para mi, tiene que ver con nuestra reacción a situaciones de injusticia o violencia en nuestra contra. Estas situaciones son una gran prueba para nuestro carácter puesto que suponen un control de nuestras emociones cuando estamos bajo un ataque obvio. Podemos sucumbir a la rabia y responder con violencia, o sucumbir a la cobardía y olvidar nuestros principios. 

Una manera de forjar un carácter más fuerte es justamente responder a cada una de las situaciones del día a día con la altura y el aplomo que se esperaría de alguien que merece nuestro respeto. Por ejemplo, si ascienden a alguien en nuestro trabajo sólo por estar bien relacionado y no por mérito, en lugar de envenenar nuestro interior por la injusticia percibida, deberíamos prestar más atención en nuestro desempeño para mejorar lo que hemos logrado hasta el momento. Quizá ese era el empujón que necesitábamos para buscar una mejor oportunidad profesional en otro lugar. Otro ejemplo muy común es cuando hablan mal de nosotros a nuestra espalda. En lugar de  tratar de persuadir a los demás de que somos personas confiables, deberíamos reflexionar sobre nuestras acciones y comportamiento y seguir trabajando en nuestro mejoramiento. Nuestras acciones son las que se encargan de hablar por nosotros. 

Pongámosle un arnés a nuestras emociones. Hagamos que nuestros valores no sean dependientes de las circunstancias.  

Nuestras necesidades reales son pocas

Mientras avanzamos en la vida es probable que nuestras condiciones económicas mejoren. Esta holgura nos permite acceder a determinados gustos que en otras épocas fueron innecesarios. Este no es un problema per se, pero puede convertirse en uno cuando confundimos lo cómodo con lo necesario. 

El estar acostumbrados a ciertas indulgencias nos puede hacer pensar que son realmente necesarias para nuestro diario vivir. Por ejemplo, algo tan banal como el agua caliente se puede tornar en una necesidad porque un baño con agua fría nos parece ya una tortura, o ir a determinado sitio, o comer determinada comida, o usar determinada ropa, etc. 

Es importante revisar nuestras necesidades reales con cierta periodicidad para no perder el norte. Esto nos permite no sólo identificar lo verdaderamente esencial en nuestras vidas sino también la manera como estamos dividiendo nuestros esfuerzos. 

Estamos atentos a lo importante para que lo innecesario no se apodere de nuestra vida. 

Tenemos el comodín en nuestras manos

Podríamos sucumbir ante el número de cosas que están por fuera de nuestro control: el clima, el tráfico, la salud (en mayor o menor medida), la opinión que los demás tienen de nosotros, etc. Podríamos fácilmente abandonar cualquier sentido y abrazar el nihilismo para excusar nuestra inacción. Sin embargo, también podríamos darnos cuenta que la evaluación de cualquier evento depende al final de nosotros. 

Está bajo nuestro control estimar los eventos que nos pasan como oportunidades de crecimiento y pruebas para nuestro carácter. Es de suma importancia hacerle seguimiento a las reacciones automáticas que tenemos antes los diferentes eventos del día a día. Esto nos permite generar planes para cambiar las que no están alineadas con nuestros valores ideales. 

El poder de elegir cómo reaccionar ante las cosas es algo que debemos ejercitar a diario. 

Aprovechemos cada minuto en este gran misterio. 

Lo que revelan los buenos tiempos

"El poder no cambia a las personas, sólo las revela." Anónimo

En época de vacas gordas es muy sencillo pensar que el balance emocional y psicológico del que estamos gozando se va a presentar cuando estemos pasando por las tormentas. Nos puede embriagar la prepotencia de pensar que lo inesperado no nos sorprenderá. 

Ante esta posibilidad es prudente recordar que ufanarnos de nuestro aparente balance, es vendarnos los ojos ante la vida. Debemos recordar que el caminar se ha definido como una forma de controlar una caída producto del imbalance que produce el movimiento. El estar presentes haciendo lo que estamos haciendo, nos permite darnos cuenta de la naturaleza orgánica de la vida, nosotros incluídos. Estar inmersos haciendo lo que estamos haciendo es una forma de comunión con la vida, una forma de contemplación activa. 

Dialoguemos con la vida. 

Para lo que es el tiempo libre

"El tiempo libre sin estudio es la muerte –– Una tumba para los vivos." Séneca, Cartas Morales, 82.4

El tiempo libre lo debemos tener en mejor estima que lo que usualmente nos dicen los medios masivos. Según los medios y por ende, según grandes porciones de la población, lo debemos tratar como trataríamos una buena suma de dinero que nos llegó por suerte y no como fruto de nuestro trabajo. Es decir, desperdiciarlo de las maneras más majaderas e insensatas. 

Si entendemos el juego de los medios masivos, sabemos que no tienen nuestros mejores intereses en mente cuando diseñan sus programas o nos ofrecen sus productos. Todo está diseñado para un consumo pasivo que nos tenga comprando su oropel. 

Teniendo en cuenta lo anterior, lo más sensato es considerar el tiempo nuestro tiempo libre como un periodo para incubar mejores ideas y seguir desarrollando nuestros proyectos personales. Aquí el punto no es someternos a un ascetismo recalcitrante. Podemos disfrutar del tiempo desestructurado siempre y cuando lo que estamos dedicando a materializar nuestros objetivos, ocupe por lo menos tres cuartas partes de nuestro tiempo disponible. 

Pensemos un momento, ¿quién es el dueño de nuestro tiempo?, ¿quién nos obliga a llenarlo de tonterías?. 

Atesoremos nuestro tiempo. 

La vulnerabilidad de la dependencia

"¡Muéstrame a alguien que no es un esclavo! Algunos son esclavos de la lujuria, otros de la codicia, otros del poder y todos del miedo.  Podría menciona a un antiguo cónsul que es esclavo de una viejecita, un millonario que lo es de la empleada de servicio....No hay servidumbre más abyecta que la autoimpuesta." Séneca, Cartas Morales, 47.17

Todos tenemos diferentes tipos de dependencias de las que somos en conscientes en diferentes grados. Quizá dependemos de nuestro auto para movernos por la ciudad, quizá sentimos que determinada ropa realmente refleja quienes somos, quizá no le decimos lo que pensamos a nuestra pareja porque nos podría dejar, quizá no podemos concebir tomarnos un café sin tener un cigarrillo en la mano, quizá nuestra manera de relajarnos es tomando alcohol, quizá no podemos comernos sólo una galleta, etc. 

Todas estas situaciones tienen en común el hecho de doblegar nuestra voluntad. Todas reflejan que debemos trabajar intencionalmente para retomar el control de cómo queremos vivir. Todas son una oportunidad de poner en práctica las enseñanzas de la filosofía. 

La única manera de fortalecernos es reconocer las dependencias que tenemos para así trabajar a diario para debilitar el peso de su yugo. 

Seamos más libres.  

También nos podría pasar

"Lo inesperado de los desastres aumenta su impacto. Sorprenderse por su llegada también aumenta el dolor. Por esta razón, nada debería sorprendernos. Deberíamos enviar nuestras mentes al encuentro con todo lo que podría ocurrir y no pensar que todo seguirá el mismo curso porque, ¿hay algo que la fortuna no tiraría al piso si le placiera? Séneca, Cartas Morales, 91.3a-4

El hecho de que las cosas se desplieguen sin demasiados contratiempos no es razón para pensar que las cosas podrían salir de curso en cualquier momento. Más que pensar que esto es tener una visión pesimista de las cosas, es mirar nuestros más grandes miedos directamente a los ojos. 

Si nos acostumbramos a considerar la posibilidad de que las cosas no salgan cómo nosotros quisiéramos, le estaremos quitando un considerable peso a nuestra mente. Ya no estaremos temiendo tímidamente que el sólo pensar en la posibilidad de la crisis es una forma de convocarla. Por el contrario, el aceptar la posibilidad que las cosas no resulten como deseamos, nos invita a enfocarnos en lo que estamos haciendo en el momento y nos permite prevenir muchos desvíos que no habíamos considerado debido al temor que teníamos de imaginar reveses. 

Abrámonos a todas las posibilidades. 

La fortaleza más segura

"No le temo al hombre que ha practicado diez mil patadas una sola vez sino al que ha practicado una patada diez mil veces." Bruce Lee

La práctica hace al maestro dice el viejo adagio. Es un cliché que repetimos hasta la saciedad pero realmente no profundizamos en él. Si queremos realmente adquirir alguna destreza, debemos practicar de manera deliberada frecuentemente. 

Embarcados ya en el camino de la filosofía de la vida, tenemos todos los días numerosas oportunidades para ir debilitando algún hábito perjudicial mientras creamos uno más deseable. Por ejemplo, si sabemos que nos irritamos con facilidad, debemos usar estrategias que nos permitan a tomar las riendas de nuestra razón prontamente. Si comemos precipitadamente y en exceso, nos podemos entrenar a masticar más despacio saciandonos de esta manera más rápidamente.

Decidamos qué hábitos cambiar y trabajemos a diario por hacerlo. Seamos estratégicos y llevemos un estudio de nuestros avances. Sintámonos orgullosos de las batallas ganadas en silencio. Tendámosle la mano a quién se encuentre en ese mismo proceso. 

Cambiemos. 

Sin esfuerzo no hay resultados

"Las dificultades muestran el carácter de una persona. De manera que cuando tengas que hacerle frente a un reto, recuerda que Dios te está poniendo un compañero de sparring más joven, como lo haría un buen entrenador. ¿Por qué? Porque convertirse en un atleta olímpico requiere sudor! Pienso que nadie tiene un reto mayor que tú si tan solo lo usaras como el atleta usa a su sparring más joven." Epicteto, Discursos, 1.24.1-2

Cualquier objetivo que tengamos, siempre nos llevará a salir de nuestra zona de comodidad. No hay escape. No hay pastillas mágicas. Si queremos lograr nuestros objetivos, estamos obligados a incomodarnos, estamos obligados a encarnar la incompetencia y asumir la vulnerabilidad del principiante. 

Una vez en el camino del aprendizaje, podemos encontrarnos con que muchas veces nos esforzamos y sin embargo, no obtenemos los resultados que esperábamos en el tiempo que esperábamos. Si no entendemos que cada curva de aprendizaje es diferente, empezaremos a sentir que hay algo inherentemente defectuoso en nosotros y nos damos por vencidos. 

El saber que cada persona tiene un perfil específico que le facilita o le dificulta aprender determinada habilidad, nos invita a seguir más de cerca nuestro proceso para identificar las fallas procedimentales que estamos cometiendo como también, a buscar una retroalimentación de un buen mentor. 

Unir nuestra observación personal con el seguimiento del mentor, para mi, da los mejores resultados. Los planes de acción que se derivan del diálogo de las observaciones, nos permite ser más eficaces en el uso de nuestros recursos físicos, mentales y emocionales. 

Sobra decir que las acciones derivadas de los planes requieren disciplina, esfuerzo y honestidad absoluta. Debemos evaluar de manera objetiva si realmente estamos dedicándole la atención y el trabajo que merecen nuestros objetivos antes de calificarlos de imposibles. 

¡Qué el sudor que moja nuestras frentes se convierta en la tinta que llena las páginas de nuestra bitácora!

Mantengamos la compostura, mantengamos el control

"Cuando las circunstancias, al parecer, te arrojan la confusión total, vuelve a tus cabales con prontitud. No te quedes por fuera del ritmo más de lo necesario. Podrás llevar el compás si te acostumbras a volver a él constantemente." Marco Aurelio, Meditaciones, 6.11

Diferentes situaciones pueden llegar a desequilibrar nuestro balance psicológico. Desde las tragedias más grandes, hasta los eventos más nimios nos pueden hacer perder la cordura si no contamos con las herramientas para volver al curso rápidamente. 

Dejando por fuera los grandes sacudones psicológicos --la muerte de un ser querido, desastres naturales-- es probable que durante el día tengamos que enfrentarnos a experiencias que se convierten en jueces de nuestro carácter. Por ejemplo, si algún auto se pasa un semáforo en rojo y por poco nos arrolla, lo repentino de la situación nos puede llevar a responder con violencia desmedida. ¿Sabemos las circunstancias que llevaron al conductor a cometer la infracción?, ¿en alguna medida sirve golpearlo o golpear su auto?, ¿arriesgar la vida por algo que no pasó a mayores realmente merece la pena?. 

Si nos acostumbramos a evaluar nuestros automatismos de esta manera, podemos empezar a deconstruir esa respuesta y en su lugar, ubicar algo más digno de un estudiante de la filosofía de la vida. Esta estrategia nos permite no sucumbir ante el caos momentáneo y recobrar el balance sabiéndonos más maduros, más humanos. 

Aprendamos a caer, aprendamos a recuperar el control. 

La vida no es un baile

"El arte de vivir es más parecido a la lucha que al baile porque un arte de astucia nos exige estar preparados para resistir y responder a cualquier ataque repentino e inesperado." Marco Aurelio, Meditaciones, 7.61

Sam Harris, reconocido neurocientífico y filósofo norteamericano, en su ensayo titulado "El arte de ahogarse", narra su experiencia al iniciar su camino en el mundo Jiu Jitsu. En este nos cuenta, que una de la particularidades de este arte marcial es que no hay espacio para la especulación. Es decir, podemos creer lo que bien nos plazca acerca del nivel en el que nos encontramos, pero los combates que se dan en cada clase saben ponernos en  nuestro lugar. 

En este sentido, podemos fantasear con la idea de que las tormentas no nos tocarán y de que si lo hacen, ya sabremos qué hacer. Es una especie de cruzar un puente mal hecho mientras cruzamos los dedos pidiendo que el viento no sople muy fuerte. 

Es conveniente tener en cuenta que es nuestro deber fortalecer nuestro espíritu para poder hacerle frente a las adversidades. Pensar que estamos ungidos por una magia especial que nos hace inmunes a las desgracias es hacernos un flaco favor. Saber que en nuestras manos está hacernos más hábiles física, psicológica y emocionalmente y actuar en consecuencia es respetarnos realmente. 

No pidamos una vida fácil, como decía Bruce Lee. Pidamos un espíritu fuerte que nos lleva a hacer lo necesario para enfrentar lo que sea necesario. 

La flexibilidad de la voluntad

"Recuerda que cambiar de opinión y actuar en base de la corrección de alguien es consistente con el libre albedrío."

Trazar metas y trabajar de forma constante y deliberada para su consecución es una gran muestra de determinación, sin embargo, si nuestra visión se cierra demasiado sobre el objetivo impidiendo que nueva información retroalimente nuestro proceso y nos diga si es conveniente y sensato seguir en determinado curso, podemos caer en la testarudez ciega.

Hacer las cosas sencillamente porque decidimos en algún punto hacerlas no es per se loable. Debemos siempre prestar atención a lo que la cabeza fría nos dice sobre lo que estamos realizando. Concluir en un momento que lo que venimos haciendo no está sirviendo en la medida que nosotros pensábamos y seguir haciéndolo sencillamente porque ya vamos a medio camino es sencillamente estúpido.  

Nuestra determinación debe estar informada por la evidencia. Debemos mantener la sobriedad en nuestras evaluaciones y estar abierto a la crítica constructiva si queremos avanzar en la construcción de un carácter fuerte y orgánico. 

Mantengamos los ojos abiertos. 

Lidiando con el dolor

"Cuando te encuentres lidiando con el dolor, recuerda que no tienes nada de qué avergonzarte y que la experiencia del mismo no puede degradar tu inteligencia guía ni evitar que actúes de manera racional y por el bien común." Marco Aurelio, Meditaciones, 7.64

No hay experiencia más aleccionadora que caer enfermo. Cuando las fuerzas menguan, la razón sufre un embate para el que, si no estamos preparados, nos puede pasar una cara factura. 

El saber de la finitud del dolor debe servirnos para no sucumbir  a su sombra. Acostumbrarnos a estar presentes en él nos permite dimensionarlo bien y entender lo que nos dice. El reconocer que existe nos prepara para verlo cuando aparece como un maestro que nos trae importantes lecciones. 

Trabajemos para estar despiertos a través del dolor.

Lidiando con los malquerientes

Dice el viejo adagio que no somos monedita de oro para gustarle a todo el mundo. Sin importar lo que hagamos, siempre habrá personas que nos van a odiar. Las razones del odio pueden tener los más variopintos génesis, pero aún así, están por fuera de nuestro rango de control. 

Este sólo hecho nos debe llevar a la conclusión que lo que está en nuestro control es ignorar el odio. Cada quien tiene sus motivos para sacar sus conclusiones y no nos corresponde entrar a cambiarlas si no nos competen. Esa energía la debemos utilizar en la materialización de nuestros objetivos. Cualquier uso de energía que no esté alineado con nuestros objetivos es un desperdicio. 

El odio es una bestia insaciable, no la alimentemos

Cualquiera puede tener suerte, no todos perseveran

"El éxito le puede llegar a la persona del común y la de poco talento, sin embargo, la característica especial de una gran persona es triunfar sobre todos los desastres y pánicos del mundo." Séneca, Sobre la Providencia, 4.1

Podemos ver a algunas personas que no han trabajado por ninguna de sus metas y sin embargo, las cosas parecen salirles bien. Han contado con la fortuna de una buena mano y por eso no conocen el trabajo que hay detrás de la materialización de un objetivo. 

Amargarnos por este hecho o envidiar su condición no hace nada por nosotros. Reconocer el hecho y jugar de la mejor manera la mano que nos sirvió la providencia es el camino hacia la construcción de un carácter fuerte que nos va a permitir hacerle frente a las bolas curvas de la vida. 

La sensación de haber conseguido algo por medio del esfuerzo constante es cómo se revela lo mejor que yace en nuestro interior esperando ser convocado a través de la decisión consciente de concretar el proceso de individuación del que habla Carl Gustav Jung. 

No escupamos al cielo maldiciendo nuestra suerte. Tomemos lo que tenemos y revelemos la fuerza de nuestro carácter. 

El jardín no es para exhibirse

"Primero practica no dejar saber quién eres-guárdate tu filosofía para ti mismo por un rato. Así como nacen las frutas: la semilla se entierra por una temporada y oculta crece gradualmente hasta alcanzar la plena madurez. Pero si el grano germina antes de que el tallo se haya desarrollado, nunca madurará. Esa es la clase de planta que eres, muestra tu fruto muy pronto y el invierno te matará." Epicteto, Discursos, 4.8.35b-37

Atosigarnos de teorías, hipótesis, ideas de todo tipo no constituye adquirir sabiduría. Adquirir sabiduría implica llevar a la práctica las ideas prestando atención a la retroalimentación que recibimos del ambiente. Debemos encarnar las ideas para realmente sentir hacia adonde apuntan. 

Podemos convertirnos en curadores de ideas si bien nos parece, sin embargo, desde el estoicismo lo que debemos hacer es traerlas de lo abstracto a lo concreto si queremos jugar el juego y sentir su dirección. 

Todo brota en su debido momento. 

Una manera diferente de rezar

"Trata de rezar diferente a ver qué pasa. En vez de pedir saber cómo llevar a una persona a la cama, reza por saber cómo parar el deseo de querer llevarla a la cama. En vez de pedir porque alguien deje de existir, rezar por encontrar una manera de no ansiar su muerte. En vez de pedir por una forma de no perder tu hijo, rezar por encontrar una forma de deshacerte del miedo de hacerlo." Marco Aurelio, Meditaciones, 9.40.(6)

Más allá de cualquier filiación religiosa, en ocasiones nos encontramos pidiendo una suerte de intervención divina para que las cosas salgan como deseamos. Queremos, en cierta medida, ser una excepción en el devenir espontáneo de la vida. 

Marco Aurelio nos sugiere una estrategia diferente que reconoce la naturaleza cambiable de las cosas. En lugar de pedir que las cosas salgan de determinada manera,  podríamos pedir la libertad sobre el deseo. Esta aceptación abierta al movimiento de las cosas que están más allá de nuestro control, nos lleva a la observación y estudio de la dinámica de las cosas. 

Al observar el mundo con esos ojos, identificamos patrones que nos unen con toda la existencia. Sintonizarnos con los patrones que articulan la vida es la misión más abarcadora que puedo imaginarme en este momento. Al encarnarla recupero la visión de sorpresa y curiosidad tan característica de las experiencias espontáneas de la niñez. 

Recemos. 

Protegiendo nuestra fortaleza del miedo

Nos cuenta Ryan Holiday que los estoicos crearon el concepto de la ciudadela interior para referirse a la fortaleza que protege nuestra alma. Siendo una fortaleza, ningún ataque del exterior puede dañar el alma, sin embargo, si hay traidores al interior, su solidez se verá comprometida. 

Entre los "traidores" de la ciudadela podemos encontrar la codicia, el egoísmo, la desesperanza, el rencor, el resentimiento, etc. Para mantenerlos a raya, es necesario en primera medida, haber tomado la decisión de querer vivir bajo parámetros de dignidad y respeto propio. Esta decisión nos lleva a prestarle atención a cada uno de estos "traidores", no para convertirlos en objeto de un peligroso desprecio que se puede tornar en nuestra contra, sino para reconocerlos, explorarlos y, por medio de estrategias, desarmarlos y redireccionar la energía que consumen. 

Teniendo en cuenta que es un trabajo exigente, ya que nos obliga a hacerle frente a las áreas menos atractivas de nuestro carácter, lo más prudente es hacerlo desde la paciencia y el amor propio, tratándonos como si nos hubieran dado la responsabilidad de cuidar de nosotros mismos, como aconseja Jordan B. Peterson. 

Sigamos participando en la buena batalla. Protejamos nuestra ciudadela. Respetemos nuestra alma. 

Mantengamos el ego en su justa medida

"Zenón siempre decía que no había nada más vulgar que quererse dar ínfulas, sobre todo con los jóvenes." Diógenes Laercio, Vidas de los Filósofos Eminentes, 7.1.22

Una de las características más odiosas que podríamos adoptar es la arrogancia. Sin importar cuáles áreas estemos desarrollando y el nivel de competencia que hayamos alcanzado en ellos, debemos recordar que el objetivo final es convertirnos en mejores seres humanos, en personas que contribuyen a la prosperidad de sus comunidades, en generadores de las sinergias necesarias para mantener la cohesión y la salud de nuestras sociedades. 

Si por cualquier motivo tenemos un brillo particular en algún contexto, lo más aconsejable que podríamos hacer es tenderle la mano a aquellos que hasta ahora se encuentran en las primeras fases de adquisición de determinada habilidad. Si hemos tenido la oportunidad o la inclinación de caminar por sendas intelectuales, esto nos ha de servir para compartir el asombro que produce el estar familiarizado con múltiples matices de la existencia. Menospreciar a alguien por su desconocimiento de esta o aquella rama es una muestra de la debilidad de carácter y un ego burdamente inflado. 

Creemos puentes. 

Acostumbrémonos a saber vivir con menos

"Compramos cosas que no necesitamos con dinero que no tenemos para impresionar a personas que nos caen bien." Tyler Durden, El Club de la Pelea.  

No es sensato acostumbrarnos a las comodidades que nos puede brindar la holgura económica. Si no aprendemos a vivir en su ausencia, la época de las vacas flacas se puede convertir en un verdadero infierno. 

El ejercicio de las limitaciones voluntarias nos permite no sólo fortalecer nuestro espíritu, sino también ampliar nuestras estrategias para lidiar con mayor eficiencia las temporadas de reveses económicos, físicos, emocionales, etc. 

Debemos trabajar con frecuencia en la templanza de nuestro carácter ante la calamidad. Las tormentas son la prueba mayor para un espíritu fortalecido por medio de la práctica intencional. Las tormentas nos dan la oportunidad de ver el rostro verdadero de nuestro espíritu. 

No seamos esclavos de la comodidad. 

Preparándonos en los días soleados

"Es justamente en los momentos sin preocupaciones cuando debemos fortalecer el alma antes de la llegada de los momentos de mayor tensión. Si no quieres que un hombre recule cuando llegue la crisis, entrénalo antes de que lo haga." Séneca

Una vez tomada la decisión de vivir de la manera más virtuosa posible, no es sensato desperdiciar los momentos en los que gozamos de tranquilidad mental y emocional. Debemos verlos como una especie de oasis que nos permite observar el curso que le hemos dado a nuestra vida a partir de las decisiones que hemos tomado. 

Ese reflexión calmada nos informa sobre lo que debemos estar trabajando para continuar nuestro desarrollo. A partir de lo que recibimos, iniciamos las acciones que apuntan a alimentar nuestra resiliencia, nuestro poder de análisis y nuestro compromiso.

Cuando el cielo es azul, es hora de practicar.  

Sobre hacerle frente a los miedos

"Permítanme reafirmar mi firme creencia que a lo único que debemos temer es al miedo mismo-ese terror anónimo, irracional e injustificado que paraliza el esfuerzo necesario para convertir la retirada en avanzada." Franklin Delano Roosevelt 

Debemos prestar atención a la manera cómo hemos reaccionado a las crisis en nuestra vida. Esto nos permite tener una buena imagen de cómo estamos constituidos en nuestro interior. Hay cosas que nos hacen sentir orgullosos y otras que nos abochornan. Las unas nos dejan ver las lecciones que hemos aprendido, las otras, las que aún tenemos que aprender. 

Dice Alain de Botton, escritor suizo, que si no nos sentimos un poco avergonzados de la persona que éramos hace un año, no estamos aprendiendo lo suficiente. Este recordatorio nos invita a continuar mirando a los ojos a cada uno de nuestros miedos hasta darnos cuenta cuál potencial nuestro están procurando despertar.  Ese potencial también se encuentra oculto para nosotros; sólo se revela en el momento que decidimos atravesar el miedo. 

Detrás del miedo se encuentran las ventanas.

Qué no nos encandile la buena fortuna

"Nadie es aplastado por la fortuna sin haber sido engañados por ella primero. Aquellos que nos son presuntuosos en sus buenos tiempos no se les revientan sus pompas de jabón cuando las cosas cambian. Ante la buena o la mala fortuna, la persona estable mantiene su alma racional imbatible. Justamente en los buenos tiempos donde prueba su fortaleza contra la adversidad." Séneca, Consolación a Helvia, 5.4b, 5b-6

Siempre es fácil hablar acerca de la importancia de la fortaleza del espíritu y la práctica continua para mantenerlo así, sin embargo, cuando la fortuna nos arroja en el medio del caos de una crisis, la innegable realidad de ese momento nos hace ver rápidamente si verdaderamente  hemos convertido las lecciones en nuestro carácter.  

Los momentos en que las cosas se sienten del todo bien, más que ser la golosina de la autosuficiencia, son los momentos que debemos aprovechar para mejorar las manera como navegamos las tempestades. Son los momentos para cultivar nuestro interior por medio de las lecciones que recibimos de prestarle verdadera atención a lo que estamos haciendo, de la manera cómo nos relacionamos con nuestros semejantes, de la manera cómo comemos, lo que elegimos hacer con nuestro tiempo, etc. 

Rickson Gracie dice que la fortaleza no necesariamente se demuestra en la victoria. La adversidad, dice, es una gran oportunidad de demostrar fortaleza de corazón. Si vivimos los ciclos de esta manera, tenemos la oportunidad de alimentarnos bien a través del cambio. 

Honremos la presencia de la fortuna. 

Nuestro poder oculto

"Toma en consideración quién eres. Sobre todo, un ser humano portando el poder de la elección razonada que supervisa todo y está libre de amos." Epicteto, Discursos, 2.10.1

No está de más recordar el poder que tenemos para cambiar nuestras reacciones ante cualquier suceso de la vida. La libertad inmensa que dar saber que podemos transformar nuestra percepción por medio del trabajo intencional debería ser motivo suficiente para habitar plenamente en el presente. 

El estoicismo cuenta con un buen número de estrategias que podemos utilizar para este fin. Entre ellas, la que practico con más frecuencia es la visualización negativa.  Entre mis prácticas meditativas incluyo un espacio para imaginar los escenarios menos favorables para experimentar que respuestas a nivel emocional, físico y psicológico son las primeras en surgir. A partir de ahí, si encuentro que las respuestas no necesariamente reflejan un comportamiento deseable, proceso a imaginarlo y a recorrer la experiencia una vez más. Este pequeño ejercicio me ha llevado a modificar varias cosas de mi comportamiento y ha descargado un poco más el peso sobre el pecho que mi lectura de lo que considero indeseable produce. Al levantar el peso, puedo levantar mi mirada para darme cuenta que la bienintencionada estrategia que venía utilizando, no necesariamente estaba produciendo resultados deseables. 

Permitámonos encontrar la moraleja de todas las historias. 

Nos pueden poner en cadenas y sin embargo

Nuestros principios han de ser nuestra brújula moral. Nuestro comportamiento debe reflejar la encarnación de dichos principios independientemente del contexto en donde nos encontremos. Nuestros principios no son negociables. No son mercadería que se vende al mejor postor. No son tímidos pavos que se corren amedrentados ante la menor amenaza. 

La historia está llena de seres humanos probos que soportaron las vejaciones más miserables y, sin embargo, jamás abandonaron sus valores o principio para tratar de salir del atolladero donde se encontraban. Esos seres humanos son la prueba definitiva que podemos cultivar una fortaleza de carácter imbatible. Esos seres humanos son la prueba definitiva que en nosotros yacen energías que podemos potenciar por medio de nuestro trabajo intencional y disciplinado. 

Encarnemos nuestros principios. 

Enfoquémonos en lo que está bajo nuestro control

Debemos reconocer que somos parte de un sistema dinámico donde la impredictibilidad es una de las variables que dinamiza su movimiento. Sin importar que tanto nos guste creer que podemos controlar todas las variables del juego, una y otra vez nos damos cuenta que las cosas no son tan sencillas como quisiéramos. 

Terence McKenna solía decir que nuestro derecho de nacimiento justamente era la incertidumbre, sin embargo, al ser aculturados, perdemos ese tipo de relación con la existencia hasta que algo en nuestro interior nos lleva a dudar de las "certezas" que nos ha inculcado nuestra sociedad. 

Si somos sensatos, antes de que querer destruir todo mientras balbuceamos una mediocre utopía popular, debemos entender cómo se han originado las ideas que sostienen nuestra cultura y de qué manera podemos actualizar  un orden superior de organización. 

Ese proceso de reflexión nos puede llevar a darnos cuenta que el trabajo debe empezar con nosotros mismos. Si bien vivimos en medio de fuerzas sobre las que no tenemos control en su mayoría, si tenemos un locus personal de pensamiento y acción. Justamente esto es lo que debemos cultivar por medio del pensamiento-acción. Este proceso se retroalimenta y se actualiza en la medida que no caigamos en el anquilosamiento de la zona de comodidad que, si prolongamos nuestra estancia allí, entorpece la expresión de nuestra alma. 

Recibamos las olas. Despleguemos las alas.  

La lección de la calamidad

"Te juzgaré desafortunado porque nunca has tenido que sobreponerte a la desgracia. Has atravesado la vida sin ningún oponente. Nadie podrá saber de lo que eres capaz; ni siquiera tú." Séneca, Sobre la Providencia, 4.3

Con bastante frecuencia encontramos que los momentos más difíciles en nuestras vidas son aquellos que más nos han hecho crecer. Lo azaroso de muchas calamidades no obliga a hacer uso de ciertos recursos interiores que no sabíamos que existían. 

Las calamidades bien asumidas son excelentes maestras que fortalecen el carácter. En lugar de escupir al cielo por nuestra falta de fortuna, podríamos aceptarlas como partes naturales de las dinámicas de la existencia. Este entendimiento profundo permite que nuestras fuerzas interiores se desplieguen revelando un mundo mucho lleno de matices y oportunidades que el que habitábamos antes. 

Transformemos el plomo en oro. 

Sobre la importancia del entrenamiento

"Debemos sufrir el duro entrenamiento de invierno para no caer derrotados antes cosas para las que no nos preparamos." Epicteto, Discurso, 1.2.32

Uno de los ejercicios estoicos que encuentro más útil es la visualización negativa. Al trasladarme virtualmente a los escenarios que quiero evitar, puedo jugar y evaluar diferentes estrategias y alternativas que me permitirían actuar de forma más deseable. Este ejercicio me permite ver qué áreas debo trabajar en el tiempo presente para que la eventualidad de la calamidad me encuentre mejor preparado. 

Epicteto nos sugiere algo más proactivo que cruzar los dedos esperando lo mejor. Nos sugiere asumir una papel responsable en el aquí y el ahora. Nos sugiere que miremos con total honestidad nuestras debilidades para así poder trabajar en su fortalecimiento. 

Henry David Thoreau decía que no era necesariamente tiempo perdido el haber construido castillos en el aire puesto que allí justamente es donde deben estar. Sin embargo, decía que ahora el trabajo era construir sus cimientos.

Trabajar con norte es soñar en grande. 

La verdad duele

Nuestras indagaciones filosóficas nos llevan indefectiblemente a enfrentarnos con aquellas áreas personales que no nos enorgullecen. No es fácil darnos cuenta que nos hemos estado mintiendo en muchos aspectos, que hemos no hemos aprovechado el tiempo, que guardamos rencores, que tenemos miedos profundos, etc. 

Es un ejercicio que a menudo nos transporta por altibajos epifánicos que nos revelan verdades desnudas. No siempre las revelaciones son agradables en su origen,sin embargo, después del destello cegador, desconcertante, doloroso a veces, la tranquilidad de una verdad asimilada hace hogar en nosotros. 

Con frecuencia el remedio más amargo es el que más nos cura. 

Sanémosnos.

Un alma fuerte es mejor que la buena suerte

"La mente racional es más fuerte que la fortuna ya que ella misma guía sus asuntos y es en sí misma, la causa de su felicidad o su miserableza." Séneca, Cartas Morales, 98.2b

El exceso de comodidad puede  jugar en contra de nuestro crecimiento si nos acostumbramos a no poder prescindir de él. Nuestra creatividad e imaginación se nutren de los acertijos de la vida misma. Si nos confinamos a una suerte de palacio inmaculado, jamás sabremos de qué estamos hechos y poco a poco el peso de los talentos no usados no nos permitirá respirar con tranquilidad. 

La mente de principiante, esa misma con su explícita presencia en la niñez, es la guía que debemos atender para recuperar la lozanía de la atención viva. Las visitas de la melancolía las podemos ver como señales para recordar que esa mirada es nuestro derecho de nacimiento, es nuestro estado natural. La mente de principiante es la que nos permite ser contemporáneos del presente y se alimenta del diálogo de nuestra exploración con el enigma de la vida. 

Practiquemos nuestra charla con la vida en medio de cualquier circunstancia. Recordemos que el límite de nuestra imaginación no es lo que define la realidad. 

Alimentemos la llama que nos guía.