"¿Cuál es tu vocación? Ser una buena persona." Marco Aurelio, Meditaciones, 11.5
Gandhi nos sugiere que seamos el cambio que queremos ver en el mundo. Es una sugerencia concisa, precisa y accionable. Si miramos a nuestro alrededor, podemos encontrar innumerables ejemplos de cosas que podrían funcionar mejor si las personas decidieran actuar de forma honesta. Sin embargo, antes de salir a agitar nuestro dedo acusador, nos caería bien mirar hacia dentro a ver en que estado se encuentra nuestra casa.
Antes de cambiar el mundo, debemos cambiar nosotros mismos. Cualquier tipo de ejercicio introspectivo, nos enseña todo el trabajo pendiente que tenemos en el proceso de creación de nuestro carácter. Este trabajo es suficiente para mantenernos ocupados hasta que nos convirtamos en el sueño de la Providencia.
Al elegir voluntariamente vivir una vida de virtud, debemos encarnar este ideal en todas nuestras labores. Somos estudiantes eternos si decidimos llevar a cabo este proyecto de continuo desarrollo y, por lo mismo, debemos ser compasivos con nuestro prójimo y con nosotros mismos al momento de cometer faltas. La falta siempre es una oportunidad abierta para la reflexión y la reformulación de mapas y acciones.
Reconozcamos nuestras propias batallas reflejadas en la cara del otro. Tratémonos como si nos hubieran dado la responsabilidad de cuidarnos , como aconseja Jordan B. Peterson.